El 24 de mayo de 2015 publicamos un artículo titulado El Milagro de Arriondas, el cual contenía informaciones incorrectas; dichas informaciones habían salido publicadas en la Nueva España y en el Comercio pero al leerlas el Párroco de Arriondas nos ha aclarado lo ocurrido y tenemos que hacer unas matizaciones.
Don Amaro nos narra que en aquel momento en el Templo se efectuaba la última fase de la remodelación del presbiterio de la Iglesia Parroquial, que consistió en cambiar el solado y dotar las paredes del presbiterio de un estuco veneciano para luego colocar las imágenes que hacen de retablo.
Estos trabajos nos explica, se hacían en dos fases:
La primera consistía en preparar los muros picándolos y luego luciéndolos con cal y arena, fortalecido con un poco de cemento ; obra que se realizó en febrero de 2009 tras lo cual había que dejar secar estos paramentos para luego aplicarles la cera de abeja.
La segunda fase de los trabajos consistía en la aplicación de la cera, esta se hace calentando “in situ” la cera, a la que se le añade aceite de linaza y esencia de trementina (aguarrás vegetal, extraído de la resina de pino).
Hay que calentarlo a cierta temperatura para que se pueda utilizar, si no llega a esa temperatura no sirve, pero al calentarla pueden ocurrir dos problemas ,que se caliente más de la cuenta y se inflame sobre el hornillo o que se auto inflame al retirar la olla del fuego, esto segundo es lo que ocurrió; al retirar la olla del fuego el operario que se encontraba trabajando esta se auto inflamó , ante lo cual el operario lanzó el recipiente sobre el suelo lleno de plásticos, colocados para proteger de la suciedad y con las garrafas de aceite de linaza y esencia de trementina, todo ello fue el caldo de cultivo perfecto para que el fuego se propagase a gran velocidad.
El color tan negro del incendio fue ocasionado por los plásticos y las esponjas de algunos reclinatorios.
Don Amaro nos explica como afortunadamente los dos operarios que estaban trabajando no sufrieron daño alguno. Por todo ello aclaramos que la caída fortuita de una vela no fue la causa del incendio.
Texto del artículo del día 24 de Mayo.
A medida que pasan los años normalmente se va perdiendo una capacidad importante, la capacidad de asombro, que los niños conservan intacta ; en alguna parte leí una anécdota preciosa de San Juan Pablo II que al parecer se escapaba a veces de incógnito y en este caso apareció en una estación de esquí, no sé si un niño o una niña le reconoció y le dijo a su madre “¡¡Mamá, el Papa!!”, la madre ni le hizo caso , ni se molestó en mirar porque sencillamente no pensaba que eso fuera posible, es lo que nos pasa con los milagros, ¡¡no tenemos capacidad de asombro!! ¡¡ no esperamos lo inesperado!!, no pensamos que sean posibles, nos falta fe, es por eso que realmente es muy difícil que los veamos, aunque estén sucediendo justo delante de nosotros.
En junio de 2009, en la Iglesia Parroquial de Arriondas se estaban realizando obras de restauración y pintura, aplicando una película de cera natural a los estucos del ábside cuya composición incluía productos químicos. No se sabe muy bien qué pasó, se piensa que un accidente fortuito por la caída de una vela encendida provocó un incendio producto de alguna resina, pero lo cierto es que el día 3 de junio a las cinco de la tarde se produjo un fuego empezando por la parte del altar, los bomberos acudieron y lograron apagarlo, luego permanecieron en la Iglesia realizando labores de desescombro hasta que regresaron a la base.
Del Templo salía un humo denso y el incendio provocó graves daños en tallas, bancos y principalmente en la parte delantera donde el Altar de la Iglesia, de hecho de uno de los escalones que suben al Altar de mármol se desprendió un trozo que reventó por el calor ; las obras posteriores de restauración de todo el Templo duraron hasta noviembre del mismo año en que por fin la Iglesia reabrió sus puertas al culto.
En el momento del incendio, justo al lado del Altar, se encontraba colocado sobre una peana de madera el Cirio Pascual (símbolo de la Luz de Cristo resucitado); en muchos Templos ya se utilizan esas velas modernas que se rellenan de un carburante, pero en Arriondas Don Amaro se preocupa enormemente de que el Cirio Pascual sea de verdadera cera de abeja, como dicen las Sagradas Escrituras.
Como todos sabemos perfectamente, la cera se derrite con el calor, ya no digamos con el calor que se alcanza cuando se produce un incendio, pues bien, el Cirio Pascual de la Iglesia de Arriondas, colocado donde empezó el incendio se sacó intacto del Templo, ¡¡intacto!!
Las cosas más maravillosas pueden suceder a nuestro alrededor sin siquiera darnos cuenta, el razonamiento nos dice que eso es imposible, una vela de cera no puede quedar intacta en el foco de un incendio, pero lo cierto es que las pruebas hablan por sí mismas, el Cirio Pascual se encuentra intacto en la Sacristía de la Iglesia para quien quiera acercarse a verlo.