“Que tu pueblo exulte siempre al verse renovado” (Oración colecta del Tercer Domingo de Pascua). Ésta es la súplica que toda la Iglesia hacemos en este tercer Domingo de Pascua. Y ¿quién la renueva? La renueva Jesucristo Resucitado.
¡Estamos en Pascua! ¡Jesús vive! Esta es la Gran Noticia que celebramos y es la Gran Noticia, amigos, que tenemos que anunciar y testimoniar sin miedo alguno en nuestro mundo de hoy, a nuestros contemporáneos.
Dios tiene un Proyecto de Salvación para toda la Humanidad, así nos lo anuncia Pedro: “El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús…lo exaltó, haciéndolo jefe y salvador” (Hechos de los Apóstoles) No podemos perder la memoria de la Historia de la Salvación, que nos dice que el mundo no está perdido, que Dios tiene un Proyecto para toda la Humanidad y ese Proyecto tiene su centro En Jesucristo, vencedor del pecado, del mal y de la muerte y que nos llama a vivir en el Amor.
Y sobre cómo es nuestro amor y si en el centro de nuestro amor esta Jesucristo se nos pregunta. Y nos pregunta el mismo Señor: “¿Me amas?”.
La pregunta que el Resucitado le dirige a Pedro “¿me amas?” nos recuerda a todos los que nos decimos creyentes que la vitalidad de la fe y del testimonio no es un asunto de comprensión intelectual sino de amor a Jesucristo.
La fe cristiana es “una experiencia de amor”. No lo olvidemos, “una experiencia de amor”. La fe cristiana no es un conjunto de normas y preceptos, no es un cumplir con ciertas obligaciones. ES un encuentro con Jesucristo Resucitado, una experiencia de encuentro con Aquel que vive y entonces nos lleva a proclamar ¡Es el Señor!. Creemos realmente cuando experimentamos que el señor se va convirtiendo en el centro de nuestro pensar, querer y vivir.
Hoy cada uno de nosotros debe sentirse interpelado por esta pregunta que el Señor nos hace de corazón a corazón “¿me amas?” Y cada uno debe responderle con total sinceridad, también de corazón a corazón.
Ojalá el Espíritu Santo, que da fuerza y valentía a los Apóstoles, nos ayude a renovar nuestra confianza en el inmenso amor misericordioso que el Señor nos tiene y así decirle: Señor “ tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero”.
Amigos las brasas con el pescado y el pan que Jesús tiene preparado a la orilla del lago para sus Discípulos son la imagen la Eucaristía a la que nosotros somos convocados. Que el Señor nos haga, como a los discípulos de Emaús, arder nuestros corazones y que fortalecidos con su Pan de vida demos testimonio con alegría de su Presencia viva en medio de nuestro mundo, de cada hombre y mujer, anciano, niño y joven que viven a nuestro alrededor.
¡FELIZ DOMINGO.
Adolfo Álvarez. Sacerdote