¡CRISTO HA RESUCITADO! ¡ALELUYA, ALELUYA!
Culminamos el Triduo Pascual. Pascua del Resucitado
Esta es la Gran Noticia Hermanos y Amigos: ¡Cristo ha resucitado! ¡Vivamos vida nueva! ¡Aleluya!
¡Aleluya! ¡Cristo ha resucitado y el sepulcro está vacío! La Resurrección de Cristo es el centro de nuestra fe cristiana. La alegría ha vuelto a renacer en el corazón de la humanidad y ha florecido la esperanza en el campo del mundo. Pascua es la fiesta de las fiestas. Es el domingo de los domingos, el domingo que da sentido a todos los domingos del año. Es la fiesta de los que caminan en la luz de la fe. Es la fiesta de los salvados. Es la fiesta de los que han tenido las manos atadas por la esclavitud del pecado y ahora las elevan al cielo, libres y libertadoras. Es la fiesta de los hambrientos y sedientos porque se han sentado a la Mesa del Banquete Pascual para compartir el pan de la Palabra y del Sacramento. Es la fiesta de todos porque la Resurrección de Cristo es el día del gozo salvífico del cristiano.
Hoy es un día de inmensa alegría, Celebramos la Fiesta de las fiestas, pues celebramos el centro y el fundamento de nuestra fe: La Resurrección de Cristo. Por ello con el salmista cantamos: “Este es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo”.
La Pascua es lo que da sentido a nuestra fe y a nuestra existencia: por eso somos Cristianos, por eso seguimos perseverando, a pesar de las dificultades. Cristo ha inaugurado un nuevo orden de cosas, ha resucitado y vive para y con nosotros.
Hoy es un día de claridad hermosa que alumbra cada día de nuestra existencia. Hoy es el Día en que nos vemos sorprendidos por la acción misericordiosa de Dios que nos levanta de nuestros pecados, da luz a nuestras preocupaciones, nos conforta en nuestras luchas y nos consuela en nuestros sufrimientos.
La muerte y la resurrección de Jesucristo es la CLAVE, el FUNDAMENTO de nuestra fe. La razón última del hombre no es un absurdo sin sentido (muerte) sino una plenitud de vida (resurrección) que posibilita la esperanza y la libertad total. La Resurrección de Jesucristo se convierte en fuerza transformadora, en gracia salvadora, en luz vital para toda la Iglesia del Señor. La experiencia de la cruz y la experiencia de la resurrección son el fundamento de la fe de la comunidad cristiana y el anuncio, “kerygma”, más gozoso que podemos proclamar y comunicar al mundo.
Hermanos y Amigos, esta Gran Noticia la celebramos durante Cincuenta días, como un único día. Y muy especialmente el Domingo de Pascua, domingo de los Domingos, lo celebramos como un Gran Domingo que dura ocho días, lo que llamamos la Octava de Pascua, que va del Domingo de Pascua al Segundo Domingo de Pascua o Domingo de la Divina Misericordia. Este Gran Domingo que se prolonga ocho días es la semana en la que estamos, la Semana más grande del año para los creyentes en Jesucristo. A lo largo de esta Semana de la Octava en el Evangelio vamos contemplando las distintas Apariciones de Jesús Resucitado: A las mujeres, a María Magdalena, a los discípulos de Emaus, a los Apóstoles… Y contemplando estas Apariciones hemos experimentar en nuestras vidas al Resucitado, hemos de experimentar que Cristo triunfa de la muerte, que Cristo vive.
La Celebración de la Pascua de Resurrección nos impulsa a vivir más auténticamente la fe bautismal, a ser mejores discípulos de Jesús, acogiendo la misericordia de Dios, muriendo al pecado y viendo para Dios en Cristo Jesús Resucitado.
La Pascua de Jesús nos invita a sacudir la indolencia y la postura individualista de la comodidad, para entregarnos a la vida comprometida, dejándonos que nuestra fe sea invadida por la Luz de Cristo y entonces seremos más auténticos en nuestro ser creyentes y comunicaremos más vivamente esta Gran Noticia a los demás a nuestro alrededor.
La Pascua es la celebración de la victoria de la vida, del amor, de la verdad, de la justicia sobre la muerte.
La Resurrección de Cristo es una llamada para todos a construir “el hombre nuevo”, que Él mismo modeló. Y podemos preguntarnos ¿Cómo manifestar que somos “hombres nuevos”? Lo hemos de manifestar, testimoniar:- A través de una vida de caridad. Un cristiano mostrará con nitidez que cree en Jesucristo y vive la Resurrección cuando ama, sirve y practica las obras de misericordia.- A través de una vida de alegría. Alegría que brota de lo más hondo del corazón, de tener presente a Cristo presente en él y que muestra que hemos renacido en la Pascua de Cristo. En medio de un mundo lleno de tristezas, de dolores y de muerte el cristiano da testimonio de Cristo Resucitado mediante la alegría pascual que nace de la experiencia del dolor asumido en la fe y desde la fe. Cristo venció al mal y nos llena de alegría. – A través de una vida de paz. Jesús Resucitado saluda en todas las apariciones a los discípulos con la paz. La paz, lo mismo que la alegría y la caridad, es fruto del Espíritu del Resucitado. Nuestro ser creyentes nos pide ser constructores y portadores de la Paz.
¡Cristo ha resucitado! Los creyentes de este siglo XXI, hemos hoy más que nunca ser sembradores de esperanza en este momento que nos toca vivir, en un mundo a veces tan desesperanzado. Y el Resucitado nos urge a anunciar con gozo y autenticidad esta esperanza que brota de Él, vencedor del pecado, del mal y de la muerte. Y nos envía a Galilea, como a los Apóstoles, es decir, nos envía al mundo en donde vivimos, para anunciar a los hombres y mujeres de nuestro alrededor participen de esta esperanza y de esta alegría.
Con la Pascua afirmamos y celebramos que vale la pena ser cristianos. Con Cristo resucitado la vida tiene un sentido y un horizonte:
¡Cristo ha resucitado! ¡Dejémonos resucitar por Cristo!
Hermanos y Amigos: ¡Que siempre busquemos la vida en Cristo Resucitado!
¡Seamos testigos de la caridad, la alegría, la paz del Resucitado en medio de nuestro mundo
A todos muy Feliz Pascua de Resurrección. ¡Aleluya, Aleluya, Aleluya!
Adolfo Álvarez. Sacerdote