La hermosura y la belleza son dones de Dios que durante un tiempo acompañan a muchas personas en su vida, asimismo las buenas maneras, la educación y una forma de ser agradable y encantadora también ayudan a encontrar en una persona la belleza , ni qué decir tiene que una buena posición social y económica resulta muy atractiva y envolvente , éstos generalmente son los indicadores que nuestra inteligencia y nuestra mente usan para diferenciar lo bueno de lo malo.
Sin embargo hoy San Mateo en su Evangelio nos cuenta cómo Jesús nos advierte y nos dice : “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con disfraces de oveja pero por dentro son lobos rapaces”, ¿Qué quiere decir con esto? Sencillamente que no es oro todo lo que reluce, que no podemos dejarnos guiar simplemente por el exterior de las personas, que algo nos puede parecer adecuado , hermoso, atrayente y deslumbrante y sin embargo ser un lobo rapaz y quitarnos la vida.
Pero la Palabra de Dios no solo nos advierte, nos aconseja cómo discernir lo bueno de lo malo, está claro que no podemos fiarnos de las apariencias, como dice un viejísimo refrán “las apariencias engañan”, pero Jesús nos aclara “Por sus frutos los conoceréis” , ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos? Así, todo árbol bueno da frutos buenos , pero el árbol malo da frutos malos……..Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y arrojado al fuego.”
Conocer los frutos de la vida de una persona implica conocerla más allá de su aspecto exterior, compartir e interactuar con ella para saber cómo reacciona ante las mil y una situaciones en la que la vida nos pone, es de esa manera cómo conocemos realmente el interior de las personas que es lo que verdaderamente importa.
Jesús nos dice que un árbol malo no da buenos frutos, de la misma manera una persona puede aparentemente ser maravillosa pero en el fondo estar muerta a la gracia, puede adornarse de oro y telas y colores y lucir brillante pero en el fondo tener el alma muerta y no poder dar frutos de amor a pesar de todo.
En un mundo en el que el 95% de los juicios los hacemos en función de lo que vemos y en el que la imagen lo es prácticamente todo , hemos de pedirle a Dios que nuestra mirada profundice en lo hondo de las personas con las que nos encontramos, que no se quede en el aspecto exterior , que busquemos más adentro para distinguir qué nos conviene y qué no , para no dejarnos engañar por las falsas ovejas que al final no son más que lobos rapaces .