San Juan Evangelista nos inspira con esta frase tan bella “el que es de la tierra , es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo, da testimonio de lo que ha visto y oído y su testimonio nadie lo acepta”.
Jesús nos exhorta a elevarnos por encima de lo puramente terrenal, a buscar la dimensión divina en nuestra vida en la dirección correcta; el alma ,que forma parte de nuestro ser completo, necesita ser alimentada ; precisa agua para florecer, si no nos ocupamos de ella y vivimos puramente en lo terreno , la parte más bella de nosotros, la que está hecha a imagen y semejanza de Dios, la única que es eterna, puede morir por falta de cuidados y atención.
Es por ello que necesitamos alimentar nuestra alma con el Espíritu de Aquel que lo da sin medida.
El alimento de nuestra alma no es material, podemos comer los mejores manjares del mundo procedentes de todos los lugares de la tierra, vestirnos con las mejores galas y modelos de los modistas más famosos y vernos hermosos y radiantes por fuera, podemos hacer los tratamientos más caros de belleza y todo tipo de operaciones de estética y aparentemente lucir preciosos y sin embargo puede que estemos realmente mustios y apagados, prácticamente muertos en nuestro interior ; el alimento de nuestra alma llega con la oración asidua, con el pensamiento constante y agradecido a Aquel que nos ha creado por Amor, con los Sacramentos que nos dan la fuerza y la vida, con las buenas obras y con el Espíritu que si lo deseamos y lo pedimos viene a nosotros.
Es súper-importante mantener nuestra alma con vida pues es lo único verdaderamente nuestro, todo lo demás es pasajero, pero nuestra alma es eterna, ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si al final pierde su alma? Mateo 16.