Entendemos por socialismo o comunismo la ideología que pretende mediante el reparto de los medios un mundo en el cual exista una igualdad social y económica de todas las personas, pero esta doctrina es mucho más antigua; hoy leemos en el Libro de los Hechos de los Apóstoles (4,32-37):
“EL grupo de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma: nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenía, pues lo poseían todo en común.
Los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor. Y se los miraba a todos con mucho agrado. Entre ellos no había necesitados, pues los que poseían tierras o casas las vendían, traían el dinero de lo vendido y lo ponían a los pies de los apóstoles; luego se distribuía a cada uno según lo que necesitaba.
José, a quien los apóstoles apellidaron Bernabé, que significa hijo de la consolación, que era levita y natural de Chipre, tenía un campo y lo vendió; llevó el dinero y lo puso a los pies de los apóstoles.”
Jesús fue el primero que nos invitó a compartir para hacer del mundo un lugar más justo, para lograr ya en este mundo el Reino tan querido por Él; pero ese compartir nacía de cada una de las personas, porque como nos dice la lectura “El grupo de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma”, un corazón que era semejante al de Cristo , un corazón lleno de Amor. De esa forma todo lo mío pasa a ser de mi amado, la comunidad vivía y compartía regida por el Amor.
Por el contrario el ser humano tiende a interpretar esta teoría de otro modo , todo lo de la comunidad pasa a ser mío, yo administro lo de los demás y el que parte y reparte se lleva la mejor parte ; de esa manera vemos como esas ideologías populistas entienden el mensaje económico de reparto de la riqueza de una forma totalmente errónea y el sistema fracasa porque nuevamente unos pasan a ser los que tienen el poder y por tanto la fortuna y el resto , por lo general la mayoría , quedan sumidos en la pobreza.
Solamente desde Cristo, desde el Amor, puede ser puesto en práctica con efectividad el mensaje de la justicia y de la libertad; únicamente mirándonos en el Espejo del Resucitado podemos caminar intentando , a pesar de nuestros errores y flaquezas, hacer de este mundo un lugar mejor y para eso como nos dice también el Evangelio de hoy según san Juan (3,5a.7b-15):
«Tenéis que nacer de nuevo; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu».