INTENCIONES DE ORACIÓN PAPA FRANCISCO MARZO 2018
Discernir es separar lo bueno de lo malo, lo claro de lo confuso, lo peligroso de lo seguro. Discernir la voluntad de Dios para uno mismo y para los demás es buscar lo que Dios quiere de mí y de nosotros en una situación determinada. ¿Por qué lo quiere Dios? Para unirnos más a Él en conocimiento y amor. Dios nos habla a través de mociones interiores, de su Palabra en la Sagrada Escritura, de los acontecimientos, de las relaciones con los demás, de las lecturas. Nos habla de muchas maneras y hay que aprender a verle y escucharle en ellas.
«La vida humana comporta una gran cantidad de opciones, pues Dios nos creó libres, y puso nuestra propia realización en nuestras manos. No está exento de dificultades el camino de nuestra santificación. Todos nos encontramos ante problemas y situaciones cuya solución no se vislumbra fácil, acertada, clara y rápida. Se nos presentan dilemas. ¿Qué puedo hacer? ¿Qué debo hacer? Para el no creyente, o para la persona con una fe que no afecta su vivir diario, la decisión suele basarse únicamente en la razón, pesando los pros y los contras de las opciones, o en la intuición, fruto muchas veces de las emociones, caprichos o preferencias. Sin embargo, para quien posee una fe viva y operante, la pregunta «¿Qué debo hacer?» se convierte en: ¿Cuál es la voluntad de Dios para mí en esta situación? ¿Qué quiere Jesucristo? Nuestra misión como orientadores consistirá en ayudar a las almas a discernir qué les pide Dios en las situaciones concretas de sus vidas.»
l discernimiento se aplica a muchas situaciones: una joven que quiere hacer algo valioso con su vida y no sabe si elegir una profesión de ayuda o entrar en la vida religiosa; un profesional al que le ofrecen un buen sueldo en el extranjero, pero tendría que abandonar a su familia por tiempo indefinido; un laico comprometido al que le atrae la misión en un país de distinta cultura y religión; un religioso que busca cómo mejorar el ambiente en su comunidad religiosa, o cómo comprometerse a ayudar en una mala situación política y social.