Hoy hacemos memoria de Santa Margarita María Alacoque, religiosa de la Orden de la Visitación de la Virgen María que fue elegida por nuestro Señor Jesucristo para propagar la devoción al Sagrado Corazón de Jesús.
Tenía 25 años y era la fiesta de San Juan Evangelista, corría el año 1673 (siglo XVII), se encontraba Margarita en adoración frente a Jesús Sacramentado, cuando tuvo la primera de las Apariciones de Jesús que luego se repetirían cada primer viernes de mes durante dos años.
Al igual que a Santa Maria Faustina Kowalska pero siglos antes, Jesús le mostró a Santa Margarita la infinita misericordia que guarda en su Sagrado Corazón para todos los hombres y la fue instruyendo para propagar la devoción al Sagrado Corazón de Jesús.
En sus escritos podemos ver las doce promesas hechas por el Sagrado Corazón de Jesús a Santa Margarita de Alacoque para todos aquellos que se consagren al Sagrado Corazón y propaguen esta devoción.
1-A las almas consagradas a mi Corazón, les daré las gracias necesarias para su estado.
2-Daré la paz a las familias.
3-Las consolaré en todas sus aflicciones.
4-Seré su amparo y refugio seguro durante la vida, y principalmente en la hora de la muerte
5-Derramaré bendiciones abundantes sobre sus empresas.
6-Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente y el océano infinito de la misericordia.
7-Las almas tibias se harán fervorosas.
8-Las almas fervorosas se elevarán rápidamente a gran perfección.
9-Bendeciré las casas en que la imagen de mi Sagrado Corazón esté expuesta y sea honrada.
10-Daré a los sacerdotes la gracia de mover los corazones empedernidos.
11-Las personas que propaguen esta devoción, tendrán escrito su nombre en mi Corazón y jamás será borrado de él.
12-A todos los que comulguen nueve primeros viernes de mes continuos, el amor omnipotente de mi Corazón les concederá la gracia de la perseverancia final. Esta promesa contiene una gran recompensa, que es nada más y nada menos que el cielo eterno. «El que persevere hasta el final se salvará» Mateo 10-22.
Las condiciones para ganar estas gracias son tres:
Recibir la Sagrada Comunión durante nueve primeros viernes de mes de forma consecutiva y sin ninguna interrupción.
Tener la intención de honrar al Sagrado Corazón de Jesús y de alcanzar la perseverancia final.
Ofrecer cada Sagrada Comunión como un acto de expiación por las ofensas cometidas contra el Santísimo Sacramento.
El Sagrado Corazón de Jesús es el perfecto refugio para el alma humana, en Él encontramos la alegría y el consuelo, la paz , la misericordia y el Infinito Amor de Jesús.