La Eucaristía es el centro de la vida de la Iglesia ; la Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, tradicionalmente llamada “fiesta del Corpus” nos ayuda a apreciar lo que constituye el centro de nuestra vida cristiana: la Eucaristía.
En esta Solemnidad se nos invita a manifestar nuestra fe y devoción en este Sacramento “signo de unidad, vínculo de caridad, banquete pascual, en el cual se recibe como alimento a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da prenda de la gloria venidera” (Sacrosanctum Concilium, 47).
La Solemnidad del Corpus se comenzó a celebrar en el año 1246 en Lieja y el Papa Urbano IV la extendió a toda la Iglesia en 1264 y en el Siglo XIV comenzó a celebrarse la Procesión como manifestación pública de Fe, “como veneración pública a la Santísima Eucaristía”.
La Comunidad Cristiana, cada una de nuestras parroquias, tiene su centro en la Eucaristía, cumbre de la vida cristiana. A través de este Sacramento nos unimos a Cristo y permanecemos en Él y nos unimos a nuestros hermanos creciendo en fraternidad.
El Papa emérito Benedicto XVI en la Exhortación Apostólica “Sacramentum caritatis” (El Sacramento de la Caridad), fruto del Sínodo del año 2005 sobre la Eucaristía nos dice: “Sacramento de la Caridad, la Santísima Eucaristía es el don que Jesucristo hace de sí mismo, revelándonos el amor infinito de Dios por cada hombre, En este admirable Sacramento se manifiesta el amor “más grande”, aquel que “impulsa a dar la vida por los propios amigos”.
La Eucaristía tiene cuatro dimensiones que no podemos olvidar y hemos de tener siempre presente:
La Eucaristía es Memorial : Cristo confió a la Iglesia a través del ministerio Sacerdotal, “Haced esto en memoria mía”. Cada Eucaristía celebra y actualiza la Muerte y Resurrección del Señor. Cristo se hace real y verdaderamente presente en medio de nosotros.
La Eucaristía es Sacrificio. Es el Sacrifico de Cristo que se ofrece para el perdón de nuestros pecados, para nuestra Salvación.
La Eucaristía es Banquete de Comunión: “Tomad y comed, esto es mi Cuerpo. Tomad y bebed, ésta es mi Sangre” Jesús se nos da como alimento para nuestro caminar. Cristo es el alimento de vida eterna. Necesitamos alimentarnos de El para recorrer el camino de vida como discípulos suyos y como testigos de que Cristo es “camino, Verdad y Vida” para todos.
La Eucaristía es Presencia. En la Eucaristía, Jesucristo, el Señor resucitado, se hace realmente presente entre nosotros, primero hecho Palabra y luego hecho Alimento.
También hemos de señalar y no podemos perder de vista que la Eucaristía es exigencia de comunión con los hermanos, especialmente los más necesitados. La participación en el Misterio de la Eucaristía es exigencia de vivir el Mandamiento del Amor, es impulso a vivir el amor al prójimo, es entrega por el bien de los demás. De ahí que en el Día del Corpus celebramos el Día de la Caridad. El amor cristiano tiene su fundamento en el amor de Jesucristo que entregó su vida por nosotros, y que nos mandó amarnos unos a otros como él nos ha amado.
Esta Solemnidad, su Celebración, nos ofrece la oportunidad de agradecerle al Señor su presencia permanente en medio de nosotros, su caminar a nuestro lado. Hemos de decirle al Señor desde lo más profundo y sincero del corazón: “Señor, a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna, y nosotros creemos y sabemos que Tú eres el Santo de Dios” (Juan 6, 68)
Necesitamos de la Eucaristía, sin Eucaristía no podemos vivir en cristiano. Aquí la importancia de la Eucaristía del Domingo. Es el Señor quien nos nutre, y esto nos transforma.
Ante este Gran Misterio no podemos ser insensibles e indiferentes. Ante tan inmenso amor de Dios debemos ser “adoradores en espíritu y en verdad” y ha de brotar de nosotros, junto con la adoración, la Acción de Gracias. San Juan Pablo II nos dice con gran profundidad:
“La Eucaristía es un misterio insondable, es misterio de fe ante el cual no podemos más que arrodillarnos en adoración, en silencio de admiración”.
Ante este Misterio decimos:
Te adoro con devoción, Dios oculto aquí
bajo el pan y el vino te vemos a Ti
Te entregamos nuestro corazón
y se rinde totalmente al contemplarte …
A todos, Feliz día del Corpus. El Señor Sacramentado que hoy sale por nuestras calles y plazas nos colme a todos con su Bendición.
Adolfo Álvarez. Sacerdote