Este pasado sábado 25 de Marzo celebrábamos la solemnidad de la Anunciación o de la Encarnación de Dios-hijo en la Bienaventurada siempre Virgen María, pensemos que dentro de nueve meses nace el Redentor.
Viajamos entonces hasta Galilea, en el norte de Tierra Santa y buscamos Nazaret, el lugar donde comenzó la historia de la Salvación; allí en una casa-gruta situada en la falda de las colinas , la jovencísima María recibió la visita del Ángel Gabriel para anunciarle que en sus manos estaba la Salvación del mundo , de su respuesta dependía que naciese Jesús entre nosotros y que la humanidad fuera redimida.
Hoy los cristianos veneran en Nazaret la Gruta de la Anunciación, sobre ella han edificado una hermosa Basílica ; en la planta sótano se encuentra la Capilla del Ángel y en su interior la Gruta, el lugar exacto donde María pronunció su FIAT “Hágase” de manera que a través de Ella , el Verbo se hizo carne.
Para llegar al nivel de la gruta Sacra y de la pequeña gruta adyacente, se descienden siete escalones de la escalera del este y se llega a lo largo de la Capilla del Ángel hacia la escalera de subida, estas dos escalinatas corresponden a la época cruzada.
La Santa Gruta ha sufrido a lo largo de los siglos muchas modificaciones, hoy la vemos restaurada para el culto y aparece como una capilla rupestre compuesta de roca natural y mampostería.
Entrando a la Gruta es posible observar lo que queda de la roca natural que formaba la habitación, junto a restos de muros en parte reconstruidos en una luminosa piedra blanca. En la edad cruzada, la Gruta fue aislada y recortada externamente, a fin de permitir la inserción del nuevo edificio sacro; se repite la historia del Santo Sepulcro, el Amor por los Santos lugares causa también en muchos casos su destrucción pues en vez de conservarlos tal y como eran para delicia de todos los cristianos, los transformamos y modificamos pensando que los vamos a mejorar.
El altar principal que lleva la inscripción «Verbum caro hic factum est», el Verbo «AQUÍ» se hizo carne, pertenece al santuario franciscano del 1730.
Los padres franciscanos dan vida, cuidan y animan litúrgicamente todos los lugares que han marcado la historia de nuestra Salvación, entre ellos está la Gruta de la Anunciación y vemos cómo esta solemnidad brilla dentro del itinerario cuaresmal con inmensa luz.