Ayer comenzamos a leer las maravillas del Génesis “ Al principio Dios creó el cielo y la tierra, la tierra era algo informe y vacío , las tinieblas cubrían el abismo, y el soplo de Dios se cernía sobre las aguas. Entonces Dios dijo: “Que exista la Luz”. Y la Luz existió. Dios vio que la Luz era buena , y separó la Luz de las Tinieblas; y llamó día a la luz y noche a las tinieblas, así hubo una tarde y una mañana: este fue el primer día.”(Génesis 1, 1-19).
En las Sagradas Escrituras vamos viendo en la creación el paso de los días , de las mañanas y de las tardes y ante nuestros ojos emerge la belleza absoluta de lo creado, el firmamento, el mar, la tierra, las plantas, los astros , los seres vivos, etc.
Estamos en invierno, los árboles están desnudos, la humedad impregna todo lo que nos rodea, hace frío y llueve, sin embargo cada estación manifiesta toda la belleza de la mano de Dios y no podemos evitar ,al contemplar un frío amanecer de invierno, pensar en la infinidad del Amor que hizo todo para nosotros.
¿Por qué hizo Dios la Creación? , ¿para quién hizo los astros y los planetas? , ¿por qué se desbordó de Amor al crear la belleza del Universo?, ¿para qué crear las flores, las plantas, el agua, los animales?, todas estas cosas no son conscientes de su existencia.
Dios, omnipotente, no necesitaba nada para ser y estar feliz pues Él lo es todo, Él se basta a sí mismo, toda la creación no ha aumentado ni en un átomo su infinidad de alegría y de belleza, de vida, de potencia ; pero lo desborda el Amor , la Generosidad , y lo creó todo para ti y para mí, para cada uno de los seres humanos que han existido y existirán, a los cuales quiso hacer reyes de la creación, deseó y nos hizo a su imagen y semejanza y en nosotros depositó parte de sí mismo al entregarnos el Alma, esa chispa divina que nos diferencia del resto de los animales porque al igual que Él es, nos ha hecho eternos, conscientes de nuestros propios Actos y libres.
Ante tanto don, tanta belleza y tanto amor, solo podemos agradecer, agradecer al Padre Eterno la Creación, puesta a nuestra disposición y a nuestros pies para nuestra felicidad, agradecerle el precioso regalo de la vida, de nuestra propia vida y de la vida de nuestros semejantes, nuestros hermanos.
Que lo malo, lo oscuro y lo triste no nos ciegue y nunca olvidemos el infinito amor y mimo con que hemos sido pensados , creados y somos amados.