Las parábolas explicadas por Jesús son siempre preciosas, una de ellas es la del amigo inoportuno, nos la cuenta San Lucas 11, 5-10; en ella nos narra como un amigo para agasajar a otro que le visitó de forma inesperada y como no tenía pan salió en la noche a pedirle pan a otro amigo, pero este último ya estaba descansando y no quiso levantarse ; sin embargo el pedigüeño no se desanimó y siguió aporreando la puerta hasta que el otro , por no ser molestado más, abrió y le entregó lo que pedía.
En esta parábola Jesús nos enseña que necesitamos orar sin rendirnos , como decía el padre Jorge Loring “Dios conoce nuestras necesidades y las remedia muchas veces sin que se lo pidamos, pero de ordinario, quiere que acudamos a Él, porque con la oración practicamos muchas virtudes: adoración, amor, confianza, humildad, agradecimiento, conformidad, etc. La eficacia de la oración y su necesidad no es por el influjo que ejerce en Dios, sino en el que ora”.
El padre Pío decía : Reza, espera y no te preocupes. La preocupación es inútil. Dios es misericordioso y escuchará tu oración.
Otra frase preciosa del padre Pío era : La Oración es la mejor arma que tenemos; es la llave al corazón de Dios. Debes hablarle a Jesús , no solo con tus labios, sino con tu corazón. En realidad, en algunas ocasiones debes hablarle solo con el corazón……..
¿Significa ésto que todo lo que pidamos en oración se nos va a conceder ?, pues lógicamente no, se nos concederá aquello que nos convenga, porque nosotros ni siquiera sabemos si lo que pedimos va a ser para bien o para mal , pero Dios que lo sabe todo , y que es el Padre perfecto, nos dará justamente lo que necesitemos.
Vemos entonces el infinito valor de la oración, Vicka nos explicó un día en Medjugorje que el alma es como una planta , que si no ora se seca y muere, la oración es el agua que mantiene viva la planta y consigue que florezca y luzca una bella flor.
La oración es imprescindible en la vida de un cristiano, es el oxígeno del alma, hemos olvidado ese pequeño detalle y el resultado ha sido fatal, debemos corregir ese error y revalorizar el precioso regalo de la oración.