En el Evangelio de hoy San Marcos nos narra la preciosa curación de un poseído, no por un solo espíritu inmundo sino por una legión de ellos, de hecho cuando Jesús los expulsó pasaron a una piara de cerdos ; el Evangelio nos habla de unos dos mil animales, los cuales se tiraron al mar y se ahogaron. Cuando se Jesús se volvía a embarcar de nuevo , el hombre curado quiso ir con Él pero Jesús le dijo “ Vete a tu casa con tu familia, y anúnciales todo lo que el Señor hizo contigo al compadecerse de ti.”
Día tras día en el mundo de hoy vemos la falta del anuncio de Jesús, en la mayoría de los templos las personas que acuden son personas mayores, parece que los niños y los jóvenes no tienen su sitio en la Iglesia ¿qué está ocurriendo?.
El mundo, por no decir nosotros mismos , criticamos los errores sobre todo de las personas que van a Misa, es común el comentario , “Y van a Misa todos los domingos”, “Esos son los peores”, dándose la curiosa circunstancia de que la sociedad entiende que si acudes a la Santa Misa tienes que ser perfecto, no puedes nunca cometer un error.
El ser humano siempre comete errores, pero entonces ¿por qué los cristianos van a Misa?, personalmente creo que van simplemente porque aman a Jesús (Dios-Hijo) que se hace presente por Amor a nosotros en la Eucaristía, aman a María, y reconocen que son pecadores. Ese Amor es producto de una educación, de un trato y un encuentro personal, el mismo que el hombre poseído tuvo con Jesús, el mismo que tuvo San Pablo que celebrábamos hace unos días.
Ese encuentro personal que inexplicablemente un día nos hace ver con cristalina claridad cuánto nos ama Dios, que suele llegar mediante experiencias íntimas que a veces no nos atrevemos a contar ni a nuestros familiares más cercanos porque son increíbles, pero hoy Jesús en el Evangelio dice “Anúnciales todo lo que el Señor hizo contigo al compadecerse de ti” y eso Jesús nos lo dice a cada uno de nosotros, es preciso en el mundo de hoy que las personas que han encontrado a Cristo abran sus corazones y cuenten lo que ha hecho por ellos, es preciso que ese mensaje se extienda mediante testimonios personales de conversión, testimonios que llegan a los corazones de los hermanos que los escuchan, no podemos quedarnos encerrados en nosotros mismos sin dar a conocer los tesoros que hemos recibido.
En la Iglesia de hoy falta mucho testimonio, falta mucho encuentro personal, es muy necesario rogar al Espíritu Santo que como en Pentecostés nos llene de sus dones para dar a conocer al mundo el precioso regalo que tenemos, el Amor de Dios.