El lema de este año en el día del Domung (Domingo mundial de las Misiones ) ha sido , “Sal de tu Tierra”; eso es lo que hacen constantemente los misioneros , salen de su tierra , de su casa y de su familia, de su hogar y se lanzan a una vida nueva , a países generalmente muy pobres, a gritar al mundo que Jesús Vive , que existe la esperanza y que la paz es posible, dedican sus vidas a ello y nosotros, Iglesia , nos sentimos orgullosos de ellos.
Otra forma de salir de nosotros mismos es Peregrinar, una peregrinación o peregrinaje es el viaje a un Santuario o lugar sagrado con importantes connotaciones religiosas; existen muchísimos Santuarios en España y en todo el mundo, tenemos Tierra Santa que es el lugar de peregrinaje de todo cristiano por excelencia, el lugar donde todo ocurrió.
Para peregrinar nos apartamos de la vida diaria y se comienzan a hacer preparativos, por una parte la mente empieza a idear el viaje iniciando el proceso de salir de nosotros mismos para ir al encuentro de la Santísima Virgen María o de Jesús ; esa experiencia que nos pone en camino ya es una puerta que se abre en nuestro corazón invitándolos a entrar.
Preparamos la mochila con las cosas necesarias para el viaje lanzándonos a lo desconocido, a territorios a veces extranjeros, de lengua y costumbres distintas a las nuestras y se va al encuentro de aquello que el alma anhela, queremos tener un encuentro personal con nuestra Madre o con Nuestro Señor Jesucristo, queremos conocer más de cerca los detalles de las Apariciones de las que tanto hemos oído hablar, queremos saber más sobre los detalles de la vida de Jesús.
Llegados al Santuario todo es sorprendente, todo nos habla, todo tiene sentido en nuestras almas y comienzan a florecer regalos, obsequios sobrenaturales que nos vienen del Cielo y nos inundan de paz y de Amor sintiendo que ese lugar es precioso porque en él habita la presencia divina y queremos quedarnos por más tiempo porque allí se está muy bien. .
Hemos salido de nosotros mismos y nos hemos encontrado con el Bien Supremo, el camino que en principio era físico se ha convertido en un camino del alma, el alma se siente plena y hemos recargado fuerzas para continuar en nuestra vida diaria.
Jesús aprovecha todo momento de invitación para colarse en nuestros corazones y es de ese modo que empezamos a sentirle no solo en los Santuarios a los cuales hemos ido y que tienen mucha fuerza, sino que comenzamos a sentirle cada día en nuestra vida, cuidando incansable de nosotros y se comprende finalmente que el peregrinaje ha sido hacia el interior de tu alma donde El siempre te espera.