San Francisco de Asís es una figura importantísima en el Santoral de la Iglesia, son tantas y tan relevantes las obras y regalos que nos ha dejado que perviven como el primer día.
Hoy podemos ver su hermosa herencia en todos los lugares donde la Orden de los Franciscanos y las Clarisas permanecen ; la Custodia de Tierra Santa sigue viva ; En Tierra Santa la Orden de los frailes menores custodia todos los lugares donde nuestro Señor Jesucristo nació, vivió , murió y resucitó; los franciscanos dan vida a estos Sagrados lugares, los cuidan, los mantienen, los preservan, los animan litúrgicamente, para que no se pierda la presencia católica en Tierra Santa.Pensamos que esto es fácil, que tenemos derecho a ir a los Santos Lugares y conocerlos sin más, pero no es así; Tierra Santa es como una olla a presión donde las diferentes religiones en vez de convivir en paz y amarse , quieren conquistarse unas a otras, de ahí las discordias y los enfrentamientos constantes; en medio de ese caos los franciscanos siguen hoy en día predicando y viviendo el Amor, la Concordia, la Paz y gracias a ellos podemos visitar en paz todos los lugares donde la Salvación del hombre se hizo presente.
Esta maravilla comenzó con San Francisco que nació en 1181 o 1182 en Asís, Italia, este Santo logró “dar el paso al Amor Radical de Dios” ; se cuenta que un día se encontró con un mendigo leproso , sus llagas aterrorizaron a Francisco, pensemos en la gravedad y la tristeza de la enfermedad de la lepra, a pesar de su repulsa venció su voluntad, se le acercó y le dio un beso, aquel gesto movido por el Espíritu Santo cambió su vida.
Es muy conocido, incluso gracioso, el hecho de que estando orando en la Iglesia de San Damián, a las afueras de Asís, San Francisco sintió que el Crucifijo le repetía tres veces : “Francisco, repara mi casa pues ya ves que está en ruinas”, El Santo viendo que la Iglesia estaba en mal estado creyó que el Señor quería que la reparase, pero el Señor no pensaba solo en el Templo.
La grandeza de Francisco radica en el hecho de brindarse radicalmente al Evangelio, de ser un instrumento a través del cual pasa el Espíritu Santo sin ningún tipo de resistencia, renuncia a la herencia de su padre, renuncia a los bienes materiales , a lo placeres del mundo, se entrega por completo y sin reservas a cumplir la voluntad de Dios.
Recibe dones extraordinarios, los santos estigmas, profetiza, obra milagros, cura enfermos, funda la Orden de los Frailes menores, un verdadero ejército al Servicio de la Iglesia, lo que no conquistaron las Cruzadas con las armas , lo conquistó el “pobrecito de Asís “ con sus frailes, llevando la bandera del Evangelio, de la pobreza, de la humildad, la obediencia y de la sencillez y sobre todo del Amor a Dios y del Amor a todos los hombres.
Son muy conocidas sus historias con el Sultán Malek-al-Kamil, arriesgando su propia vida quiso mostrar a los musulmanes las verdades del Evangelio, cuentan que el Sultán llegó a decir “Si todos los cristianos fueran como él , valdría la pena ser cristiano”, esa es la verdadera conquista, la conquista del corazón humano para Cristo.