En el Santoral hoy recordamos a San Cosme y San Damián, hermanos gemelos mártires y nos viene muy bien hacer memoria de ellos para el tema que vamos a meditar “Un solo corazón”.
Según las Crónicas San Cosme y San Damián eran médicos, ejercieron la medicina en Cyro, ciudad de Siria no lejos de Alepo, una zona terriblemente castigada en nuestros días por la guerra ; San Gregorio de Tours en el Siglo VI escribió “Coronados tras diversos martirios se juntaron en el Cielo y hacen a favor de sus compatriotas numerosos milagros”, patronos de médicos, enfermeras, hospitales, cirujanos, dentistas, farmacéuticos etc. , siendo dos hermanos eran un solo corazón.
La Iglesia formada por todos los bautizados debería de ser un solo Corazón, nuestra Madre del Cielo nos invita constantemente a orar para conseguir que nuestro corazón palpite a la vez que el suyo , con los sentimientos y la gracia del suyo, para que a su vez eso nos lleve a su Hijo, para que la Iglesia sea una con el Corazón Inmaculado de María y con el Sagrado Corazón de Jesús.
Pero ¿qué nos pasa? , somos hermanos y sin embargo somos fríos unos con otros, escuchamos las Palabras del Evangelio, la Buena Nueva, el mandamiento del Amor, “Amaros unos a otros como yo os he amado” , y sin embargo no tenemos unidos los corazones, el padre Pablo Domínguez definía muy bien este estado, él lo denominaba “el síndrome del espectador”, de tal manera que los católicos contemplamos las cosas de la fe como quien mira algo ajeno y extraño a sí mismo, y es así que somos todos extraños unos para otros y nuestros corazones son desconocidos y los Corazones de Jesús y María también nos son extraños.
Nuestra Madre busca un solo sentir a través de la unión de todos los Corazones de los que la seguimos, busca unidad , hermandad, necesita de nosotros, necesita de nuestro “SI”, Ricardo Gassis en su –vasija de barro- nos decía “Como vasija de barro ,si Señor, lo frágil que me siento y lo pobre……pero hoy Señor he descubierto y te doy gracias , que es verdad que soy de barro, pero que soy también vasija….y soñé Señor ¡gracias! Que Tú eras el mar y que yo estaba en la playa y al subir la marea, el agua me llenaba y me cubría y rebosaba”.
Es por eso que debemos poner fin al tiempo de los brazos cruzados, en cada pueblo, en cada ciudad ; los cristianos nos tenemos que unir y prestar toda nuestra disponibilidad para ser uno , Un Solo Corazón, que atienda a las súplicas del Inmaculado Corazón de María y del Sagrado Corazón de Jesús, hemos de ponernos manos a la obra siendo verdaderamente hermanos unos de otros, “la mies es mucha más los obreros son pocos” decía Nuestro Señor, hay tanto que hacer en nuestras Parroquias, darles vida desde el fondo del Corazón , amarnos de verdad con sinceridad, colaborar cada cual en la medida que pueda generosamente, todos tenemos dones para poner al servicio de los demás.