Continuamos meditando la Oración Universal, la oración que Cristo nos enseñó para dirigirnos al Padre Eterno, “el Padre Nuestro” , la Oración Perfecta, con más de dos mil años de antigüedad, hecha por Dios-Hijo, para pedir al Padre todo lo que necesitamos de alma y cuerpo.“Hágase tu Voluntad así en la tierra como en el Cielo»
Dice Jesús en el Poema del Hombre-Dios de María Valtorta, “La propia voluntad se puede anular en la de otro sólo cuando se le llega a amar con perfección. La propia voluntad se puede anular en la de Dios sólo cuando se han alcanzado las virtudes teologales en forma heroica. En el Cielo – donde no hay defectos – se hace la voluntad de Dios. Sabed, vosotros, hijos del Cielo, hacer lo que en el Cielo se hace.”
Estas palabras tan preciosas encierran mucho contenido, “Hacer la voluntad de Dios”, ¿Cuál es la voluntad de Dios?, ¿coincide con la nuestra?, la Palabra de Dios nos muestra el camino ; siempre que leemos los Evangelios y vemos la vida de Jesús , Él nos enseña la ruta a seguir, además nos educa con su propio ejemplo que es lo más difícil, pero luego en los vericuetos de la vida nos encontramos con situaciones en las cuales no entendemos a dónde dirigirnos , qué camino tomar y no es tan sencillo saber qué debemos hacer, pero si tenemos claro que lo que debemos es hacer la Voluntad de Dios ya hemos dado un gran primer paso, ahora hemos de saber ¿cuál es su Voluntad.?
A medida que el ser humano avanza en el camino espiritual hacia la perfección va entendiendo que es muy ignorante y muy débil, con tantísima razón nuestra Madre del Cielo nos dice que no dejemos la conversión para más adelante, que nos convirtamos ya, porque vemos que este es un camino de crecimiento que no se hace de un día para otro, requiere gracia de Dios, trabajo, renuncia, esfuerzo y sobre todo mucho Amor.
En ese peregrinar del Alma es fundamental la ayuda de un pastor que nos guíe, un guía espiritual , porque en muchos casos sencillamente nos perdemos, nuestras pocas luces no nos dejan ver el camino y es preciso acudir a un sacerdote que nos tutele y que nos muestre el Camino correcto.
Dios nos ama infinitamente y desea lo mejor para cada uno de nosotros, nos conoce mejor que nosotros mismos y quiere para cada uno lo que más le conviene , sabe además cuándo nos conviene pues el Tiempo de Dios es perfecto, el problema viene cuando en vez de dejarnos guiar por sus manos amorosas nosotros vamos por libre y siendo nuestros propios dioses decidimos qué está bien y qué está mal y obramos en consecuencia y casi siempre las cosas no salen como deberían , ha faltado el Amor a Dios en nuestra toma de decisiones, sin embargo Dios infinitamente misericordioso sabe de nuestra pequeñez y debilidad y nos da el Sacramento de la Penitencia para acudir a El y recomenzar de nuevo.
Por eso Amemos a Dios sobre todas las cosas, intentemos conocer su Voluntad, peleemos al menos esa batalla , en esa lucha Jesús nos dice que mejoraremos en las virtudes teologales , Fe, Esperanza y Caridad y que incluso podremos llegar a alcanzarlas de forma heroica porque en el Cielo, donde no hay defectos, se hace la Voluntad de Dios y nosotros somos hijos del Cielo.