Se denomina Tabernáculo o Sagrario al lugar destinado a la reserva de la Eucaristía . Dentro de los Templos este es el lugar principal, pues en su interior está presente la persona real de Cristo, no es un símbolo ni una imagen, como ocurre con las imágenes de Santos o de la Santísima Virgen , incluso del Señor, ¡no!, en el Sagrario está presente Jesús de Nazaret, ¡¡vivo!!, el hombre-Dios, encerrado allí y esperando por nosotros por Amor.
Llama poderosamente la atención el hecho de que las personas se acerquen a las Iglesias y vayan pasando por todas las imágenes y se queden sin estar con Jesús, es como si fuésemos de visita a una casa y fuésemos saludando cada una de las fotografías de la familia colgadas por todo el hogar y la familia en persona estuviese sentada en el salón y no nos acercásemos allí a estar con ellos.
El origen del Sagrario es tan antiguo como el mismo cristianismo, en los tiempos apostólicos nacería la exigencia de tener reservado el Cuerpo del Señor para llevarlo a enfermos o a moribundos, se guardaría en las Iglesias y en los lugares de culto, que al principio estaban en casas particulares, las antiguas “domus ecclesiae” ; así lo atestiguan, entre otros, S. Justino, Tertuliano, S. Cipriano y S. Hipólito.
Al principio eran pequeños recipientes que se ponían en armarios especiales para ello, hasta que en el s. IX alcanzaron grandes dimensiones.
A partir del s. XI podemos encontrar los siguientes tipos de custodia del Santísimo Sacramento:
– Conditorium o primer tipo de Sagrario, armario en el que se encerraba el cofrecito eucarístico, colocado no sólo en los Templos, sino en casas particulares.
–Propitiatorium, cajita de madera colocada sobre la parte posterior del altar y en la que se guardaba la píxide, precursor de los modernos Sagrarios.; era movible y de pequeñas dimensiones.
– Secretarium. En muchas iglesias se seguía la práctica de conservar la Sagrada Eucaristía en la sacristía, como sucedía en Milán en el s. XII, en un armario especial, que, generalmente, se convirtió después en armario para los Santos óleos, al trasladarse la Eucaristía a la iglesia.
– La paloma eucarística. A partir del s. XI, se utiliza para la custodia de la Sagrada Eucaristía; corrientemente se suspendía del techo del baldaquino y podían subirse y bajarse para hacer práctico su uso. La paloma eucarística, labrada en metal o plata, estaba colocada sobre un disco o base, unido por cadenillas a una cúpula de la que colgaba una cortina o tabernáculo a guisa de conopeo y que la cubría en su mayor parte.
– Tabernáculos murales, pequeñas habitaciones o armarios empotrados en la pared del altar, con puerta y cerradura, donde se colocaba la píxide con el Sacramento. En su mayor parte, son Sagrarios monumentales, con gran acompañamiento de adornos arquitectónicos, sobre todo góticos y renacentistas de los s. XII, XIV y XV, que enmarcaban majestuosamente la portezuela del tabernáculo.
– Los edículos del Sacramento, que aparecieron a finales del s. XIV y se mantuvieron hasta el s. XVIII, fueron unas construcciones monumentales muy altas, en forma de torre o de aguja gótica erigidas junto al altar. Se colocaba en ellos, en un vaso transparente, el Santísimo Sacramento, quedando visible a través de una rejilla, cerrada con llave para más seguridad. Permitían una especie de exposición permanente del Santísimo Sacramento. Se desarrollaron sobre todo en Alemania, Francia y Países Bajos.
– Sagrarios de altar, que se utilizaban ya desde el s. VIII y cuyo uso se generalizó a partir del s. XVI. Son los más utilizados hoy en día.
Lo verdaderamente importante es recordar que en el interior del Sagrario o Tabernáculo está la presencia real de Jesús , ¡existe algo más maravilloso!, ¡¡¡no lo olvidemos nunca!!!.