Una novedad que descubres cuando empiezas a meditar la palabra del Evangelio es que no es un simple libro, a medida que navegas y viajas por los capítulos y los versículos de los cuatro evangelistas vas comprendiendo que “ la Palabra cobra vida”.
En el momento en que comienzas a sentir la Palabra del Evangelio viva, te das cuenta de que Jesús nos habla a través de él ; Jesús de Nazaret no es alguien que vivió hace dos mil años y murió, Jesús de Nazaret está vivo hoy, está presente cada día en nuestras Iglesias, en las especies del pan y del vino de forma totalmente real , pero en la palabra también podemos sentir vivo y presente a Jesús porque las palabras del Evangelio nunca se pasan de moda, son tan actuales ahora como cuando se escribieron.
Es de esa manera que podemos entender que cuando Jesús pregunta algo a sus discípulos nos lo está preguntando también a nosotros, que cuando Él dice algo a sus discípulos nos los dice también a nosotros, hay incluso un pasaje evangélico que es maravilloso porque el Señor se refiere hace dos mil años a nosotros, cristianos del siglo veintiuno , cristianos de todos los lugares y todas las épocas; es el Capítulo XVII de San Juan que dice así :
14 Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. 17 Santifícalos en tu verdad; tu palabra es la verdad. 18 Como tú me enviaste al mundo, también yo los he enviado al mundo. 20 Mas no ruego solamente por estos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos; 21 para que todos sean uno, como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste.
Jesús no solo se queda con nosotros en la Sagrada Eucaristía, Él es el verbo hecho carne, se ha quedado con su palabra, porque necesitamos comprender, necesitamos saber y entender la verdad y Él nos explica y nos enseña pacientemente ; los Evangelios que el Señor nos deja son una fuente de agua viva de la cual precisamos beber para poder saciar nuestro deseo de conocimiento, porque el ser humano necesita saber, es curioso por naturaleza, desea conocer cuál es la verdad .