La palabra “tesoro” proviene del latín “thesaurus” que a su vez viene del griego “thesauro” que significaba depósito, riqueza.
Para nosotros un tesoro es algo de mucho valor, guardado con mucho aprecio, algo por lo que nos inquietamos, que cuidamos y que vigilamos porque nos preocupa.
En el Evangelio de hoy Jesús nos hace una definición preciosa de tesoro, nos dice “Allí donde esté tu tesoro estará también tu corazón” y nos dice también “No acumulen tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre los consumen y los ladrones perforan las paredes y los roban. Acumulen en cambio tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que los consuma, ni ladrones que los perforen y roben.”
Jesús nos explica que hay dos tipos de tesoros, tesoros de la tierra y tesoros del cielo, los tesoros de la tierra vemos que son perecederos , caducan y pueden desaparecer, sin embargo Jesús nos explica que los tesoros del cielo son eternos.
El poner nuestro corazón en el dinero, en una posición determinada, en los bienes materiales, la casa, el coche , joyas etc. etc. consigue que las personas se esclavicen de todas esas cosas materiales, consigue que su amor y su preocupación consista en acumular riquezas, porque la realidad es que las riquezas generan una fiebre que se caracteriza porque nunca es suficiente y así vemos los casos de corrupción donde quienes tienen acceso al dinero nunca tienen bastante , pero lo más increíble de todo es que todos estos desvelos tampoco les dan la felicidad.
Jesús en las bienaventuranzas nos dice “Bienaventurados los pobres de espíritu”, que no significa solo ser pobres materialmente, el pobre de espíritu que tiene bienes no peca teniéndolos , se santifica porque los convierte en amor , y el pobre de espíritu que es pobre se siente dichoso de su pobreza sin envidiar ni maldecir ; necesitamos del mundo material para vivir, incluso en el Padre Nuestro el Señor nos enseña a pedir a Dios el pan nuestro de cada día, pero la clave está en dónde ponemos nuestro corazón, en los tesoros del cielo o en los tesoros de la tierra.
Jesús nos enseña que tampoco podemos poner nuestro corazón desmedidamente en los afectos, debemos amar a nuestros semejantes como a nosotros mismos , pero el Amor de Dios ha de estar por encima de todo, “Amarás a Dios sobre todas las cosas” , tenemos que usar con amor las riquezas que Dios nos concede, afectos y bienes, debemos poner nuestra mirada en el cielo e intentar buscar la voluntad de Dios para así lograr nuestro tesoro en el Cielo , debemos entonces con la ayuda del Espíritu Santo practicar la santa pobreza del espíritu que intenta despojarse de todo para ser más libre en la conquista de Dios Santo, suprema Riqueza para de esa forma poseer el Reino de los Cielos.