Los milagros Eucarísticos son intervenciones prodigiosas de Dios para reafirmar la Fe de los fieles en la creencia de que Jesús de Nazaret se encuentra realmente presente en la Sagrada Eucaristía cuando a través de la Consagración el Espíritu Santo mediante la intervención del sacerdote, transforma las especies del pan y el vino en el Cuerpo y la Sangre de Jesús.
Existen al menos un centenar de milagros Eucarísticos reconocidos por la Iglesia, me he sorprendido bastante al ver su reparto por países; el país que más milagros Eucarísticos ha vivido es Italia con 31 ; el segundo en importancia es España con 20 milagros Eucarísticos y el tercero es Francia con 11.
Todos ellos son impresionantes, preciosos y únicos, pero hoy nos vamos a fijar en uno que tuvo una gran importancia de cara al reconocimiento por parte de la Iglesia de la Celebración del Corpus Christi.
Trasladémonos a mediados del Siglo XIII y conozcamos al sacerdote padre Pedro de Praga que en esos momentos tiene dudas de fe, se pregunta si la presencia real de Jesús en la Eucaristía es cierta o no , esta situación es fatal para un sacerdote que es la mano a través de la cual el Espíritu Santo actúa; en esta difícil situación el padre se plantea hacer una peregrinación a Roma para allí rogar sobre la tumba de San Pedro una gracia de Fe.
Al regresar, mientras celebraba una Misa en el precioso pueblo de Bolsena, en la Cripta de Santa Cristina, en el momento de la Consagración la Sagrada Hostia sangró, manchando el corporal del padre con la preciosísima sangre de nuestro Señor Jesucristo, ahora ¡¡imaginemos ese momento por un instante!! , fue visto por todas las personas, todos los allí presentes lo vivieron, la Sagrada Eucaristía se manifestaba pública y realmente como el Cuerpo y la Sangre de Cristo, la noticia llegó rápidamente al Papa Urbano IV que se encontraba en Orvieto a 22 kilómetros de distancia y mandó que le llevaran el corporal manchado con la preciosísima Sangre.
La Venerada Reliquia fue llevada en Procesión y se dice que el Pontífice al verlo con sus propios ojos se puso de rodillas y se lo mostró a la población.
Más adelante el Santo Padre publicó la bula “Transiturus”, con la que ordenó que se celebrara la Solemnidad del Corpus Christi en toda la Iglesia el jueves después del domingo de la Santísima Trinidad.
La santa reliquia se conserva en Orvieto , preciosa ciudad de la Umbría, región italiana que ha dado a la Iglesia innumerables santos. Basta mencionar a San Francisco, Sta. Clara de Asís, Sta. Clara de Montefalco, San Valentín, San Benito, Sta. Rita… y en su Catedral se puede apreciar una capilla edificada en honor a este milagro Eucarístico.
El corporal sale en procesión cada año durante la Fiesta del Corpus Christi y preside las celebraciones Eucarísticas en la Catedral.