Esta primavera se cumplen 100 años de las apariciones del Ángel de Portugal en Fátima y mañana 99 años de las Apariciones de la Santísima Virgen bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario.
A unos 120 kilómetros de Portugal se encuentra Fátima, aproximadamente a trescientos metros sobre el nivel del mar; en la primavera de 1916, un Ángel se les apareció a tres pastorcillos de ovejas de 10, 9 y 7 años, la mayor Lucía Santos y sus primos Francisco Marto y Jacinta Marto.
En su primera visita el Ángel arrodillándose y doblando su rostro hasta el suelo, les enseñó esta oración “Dios mío, yo creo, adoro, espero y os amo, os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman”, después de repetir esta oración tres veces el Ángel se incorporó y les dijo:
Orad de esta forma. Los corazones de Jesús y María están listos para escucharos.
Hubo otra visita en verano y una tercera en septiembre u octubre, en esta tercera aparición el Ángel de Portugal les enseñó la segunda parte de la oración:
“Santísima Trinidad, Padre, Hijo, Espíritu Santo, os adoro profundamente y os ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo, presente en todos los Sagrarios de la Tierra en reparación de los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con que El mismo es ofendido y por los méritos infinitos de su Santísimo Corazón y del Corazón Inmaculado de María, os pido la Conversión de los pobres pecadores”.
En esta tercera visita, el Ángel les dió la Sagrada Comunión y les preparó para la Visita de la Santísima Virgen María.
El 13 de mayo de 1917 en Cova de Iría, pastoreando unas ovejas, los tres niños vieron como un relámpago en una encina y se les apareció según palabras de la propia Sor Lucía: una Señora vestida de blanco, más brillante que el sol, esparciendo luz más clara e intensa que un vaso de cristal lleno de agua cristalina atravesado por los rayos más ardientes del sol. Estábamos tan cerca que quedamos dentro de la luz que Ella irradiaba.
La Santísima Virgen les pidió acudir el día 13 de cada mes durante seis meses al mismo sitio para encontrarse con Ella. Les pidió rezar el Santo Rosario y hacer sacrificios por el mundo, en su tercera aparición que fue el 13 de Julio les enseñó esta oración para decirla tras cada misterio del Rosario “Oh Jesús Mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del Infierno, lleva al Cielo a todas las almas, socorre especialmente a las más necesitadas de tu Misericordia”.
Esta aparición marcó los comienzos del siglo XX, el mundo estaba inmerso en la Primera Guerra Mundial, sin embargo, no pusimos atención y lamentablemente hubo una Segunda Guerra Mundial.
La Santísima Virgen no se cansa de venir a ver a sus hijos y aconsejarnos, en este mes de mayo, mes de María, mes de rezo del Rosario, hagamos caso a nuestra Madre del Cielo, escuchémosla, nos aconseja de forma constante, recordemos sus palabras recientes “Lo que comencé en Fátima, voy a terminarlo en Medjugorje, Mi corazón triunfará”.