El grupo de oración de Arriondas, al cual pertenecemos realizó la segunda de las tres peregrinaciones que tiene establecidas para este Año Santo de la Misericordia, la primera fue el día 13 de Marzo a la Catedral de San Salvador de Oviedo, esta segunda peregrinación la realizamos al Santuario de la Basílica de Covadonga y se efectuó el día 2 de Mayo de 2016.
¿Qué objetivos perseguimos con estas Peregrinaciones? Pretendemos ganar las Indulgencias que borren las marcas o manchas que quedan en nosotros cuando con nuestros pecados hacemos daño a los demás, por tanto este Año Santo es un regalo extraordinario que nuestro Santo Padre y la Iglesia ponen a nuestra disposición para ayudarnos a nuestro reencuentro con JESÚS, que nos está esperando amorosamente con los brazos abiertos durante toda nuestra vida.
La primera peregrinación nos pilló de lleno en Cuaresma y esta segunda coincide en plena Pascua, aprovechemos entonces la fuerza y el poder especial que en estos días transmite el Espíritu Santo, permitámosle entrar en nuestras vidas y obrar para que renueve y aumente sus dones mejorando y cambiando el habito diario de vida que llevamos así como las de nuestros semejantes.
Salimos hacia Covadonga, temprano en la mañana, fue un espectacular día, de esos en el que la naturaleza te sorprende haciendo gala de toda su hermosura, encontramos el Santuario lleno de peregrinos y aun así nos encaminamos a la Gruta, está justo debajo de la Basílica y la verdad es que es un lugar poco conocido porque no está siempre abierto al público; es de dimensiones pequeñas pero encantadora, allí oramos como todos los lunes, confesamos y celebramos la Santa Misa, luego fuimos a la Catedral rezamos el Credo y pedimos por las intenciones del Papa, de esa manera cumplíamos con todos los requisitos para ganar la Indulgencia.
Todos compartimos en una comida familiar, como hermanos, sentimos el momento en el que nos hacemos un solo cuerpo, así como Jesús nos ha enseñado, sentarnos a la mesa, es sentarnos a la mesa con Jesús y compartir experiencias espirituales y vividas.
Tras la comida fuimos a la Santa Cueva a visitar a nuestra querida Santina, allí entre tanta belleza y ante nuestra Madre es especialmente fácil rezar , el paisaje es de una belleza sin igual, el azul del cielo, el verde brillante de los árboles, el sonido de la catarata cayendo al río, la Paz te envuelve el alma ; pusimos fin a nuestra peregrinación ofreciéndole a la Reina de la Paz con mucho amor el Santo Rosario en este entorno tan maravilloso.