Jesús , Hijo de David, ten compasión de mí, que recobre la Vista.
Seguimos en la Escuela del Señor y lo seguimos haciendo a través del Evangelista San Marcos. Hace dos domingos se nos recordaba que nuestro corazón no puede estar centrado en el tener. El domingo pasado nos hacía gustar que nuestro corazón no puede estar centrado en el poder. Hoy se nos invita a darnos cuenta que estar dominados por el tener y el poder hace que estemos ciegos y hemos de tener la actitud del ciego Bartimeo, actitud de plena confianza en el Señor que nos lleva a suplicarle: “Señor, que yo vea”.
Necesitamos que nuestro corazón esté centrado en el Señor, que toda nuestra confianza esté puesta en Dios. La fe es eso, confianza plena en el Señor. Él es la Luz que nos hace ver, pero tenemos que con la ayuda de la Gracia a través del Don del Espíritu Santo experimentar lo que expresa el salmista: “El Señor es mi Luz y mi Salvación” (Salmo 26)
Por esto lo primero necesario para que hagamos la súplica “Señor que recobre la vista” es reconocer que en muchas ocasiones somos ciegos, ciegos por el tener, ciegos por el poder, ciegos porque en nuestro corazón reinan otros dioses que nos hacen vivir en una guerra porque todos quieren reinar y sin embargo ninguno de ellos nos da la felicidad autentica.
También nos ocurre como al ciego Bartimeo, que a nuestro alrededor tratan de impedirnos darnos cuenta que estamos ciegos, tratan de alejarnos del Único que puede darnos la Luz verdadera y así los medios de comunicación, el secularismo, el ser esclavos de modas, etc. tratan de alejarnos del Señor.
Por ello hoy, en este domingo, cada uno de nosotros hemos de, venciendo dificultades, gritar y acercarnos al Señor que pasa y sentir que el Señor nos dice: <<¿Qué quieres que te haga?>>. Amigos y hermanos cada uno hemos de pararnos y gustar interiormente esta pregunta. Preguntarme ¿Qué tiene el Señor que yo necesito y que sólo Él puede darme?.
Y cada uno de nosotros sintiendo en nuestras vida, en nuestros corazones está pregunta y reavivando nuestra confianza plena en el Señor le responda: << “Rabbuni, que recobre la vista>>.
Amigos, Bartimeo por la fe plena ha abierto las puertas al poder liberador y sanador de Jesús, quien al devolverle la vista le dice: <<Anda, tu fe te ha salvado>>. Tengamos cada uno de nosotros esta experiencia. Que puedas sentir al Señor que hoy te dice <<Anda tu fe te ha salvado>>
Esta experiencia revivida en este Domingo nos lleve a hacer lo del refrán castellano “de lo que rebosa el corazón, habla la boca”. Que demos testimonio de nuestra fe en el Hijo de Dios a los que encontremos a nuestro alrededor sentados en el borde del camino, animémosles a los que buscan la felicidad, el sentido para su vida y ayudándoles a desprenderse de las falsas seguridades, pongámosles en contacto con Cristo, Luz verdadera.
Adolfo Álvarez. Sacerdote