Los discípulos de Jesús hoy en día como en el pasado , tenemos la obligación de amarnos y ayudarnos como en las primeras comunidades lo hacían “ mirad cómo se aman; Hechos de los Apóstoles”, en esto diferenciaban a los cristianos de los paganos y ello era porque las acciones impregnadas de la belleza del amor al hermano hacen que los ojos humanos puedan percibir la belleza del Amor de Dios.
Los cristianos estamos llamados a amar de esa manera, nuestra seña de identidad , nuestra marca especial grabada a fuego en nuestro corazón por Cristo es el Amor, el Amor a Dios y el Amor al prójimo, debemos amarnos , ayudarnos y estar unidos para enseñar a los demás a amar.
Es para nosotros imprescindible enarbolar la bandera del Amor y con ella de la Unidad, no podemos decir que nos amamos y estar divididos entre nosotros demostrando al mundo que las acciones impregnadas de falta de caridad impiden a los ojos humanos percibir la belleza del Amor de Dios, ¿cómo nuestros hermanos van a ver a través de nosotros y de nuestras acciones esa belleza en medio del enfrentamiento?.
“Como primera cosa os digo que es absolutamente necesario en vosotros amor y fusión. ¿Qué sois vosotros? Sois hombres de las más diversas clases sociales, de toda edad, y de los más distintos lugares. En verdad os digo que son muchos los que se glorían de ser hijos de la Ley, pero de ellos ocho partes de diez no son más que idólatras que han confundido, entre nieblas de mil pequeñas religiones humanas, la verdadera, santa, eterna Ley del Dios de Abraham, Isaac, Jacob. Por tanto, mirándoos unos a otros, tanto vosotros, pescadores humildes y sin cultura, como vosotros, mercaderes o hijos de mercaderes, oficiales o hijos de oficiales, ricos o hijos de ricos, decid: «Somos todos iguales. Todos tenemos las mismas deficiencias y todos tenemos necesidad de la misma instrucción. Hermanos en los defectos personales o nacionales debemos, desde ahora en adelante, ser hermanos en el conocimiento de la Verdad y en el esfuerzo de practicarla.
Eso es, hermanos. Quiero que tales os llaméis y tales os veáis. Vosotros sois como una familia sola. ¿Cuándo prospera una familia?, ¿ cuándo la admira el mundo? Cuando está unida y se manifiesta concorde. Si un hijo se hace enemigo del otro, si un hermano perjudica al otro, ¿puede realmente durar la prosperidad de esa familia? En vano el padre de familia se esfuerza en trabajar, en allanar dificultades, en imponerse al mundo. Sus esfuerzos quedan sin resultado, porque los bienes se disgregan, las dificultades aumentan, el mundo se burla por este estado de lid perpetua que reduce corazón y patrimonio – que, unido, era potente contra el mundo – a un pequeño montón de pequeños, puntillosos intereses contrarios de que se aprovechan los enemigos de la familia para acelerar cada vez más su ruina. Nunca sea así entre vosotros. Estad unidos. Amaos. Amaos para ayudaros. Amaos para enseñar a amar. Poema del Hombre Dios.”