Hoy San Marcos (Mc 9,14-29) nos cuenta un milagro de Jesús tras el fracaso de los Apóstoles para echar a un espíritu inmundo de un joven; la extrañeza de los discípulos al no haber podido hacer nada al respecto es grande y es por eso que le preguntan al Señor en privado : «¿Por qué nosotros no pudimos expulsarle?». Les dijo: «Esta clase con nada puede ser arrojada sino con la oración».
En este Evangelio vemos la gran importancia de la Oración, definida en el diccionario como : Conjunto de enunciados con que el creyente se dirige a Dios, a una divinidad, a un santo, etc., especialmente la que tiene una forma fija y establecida o Acción de orar mental o vocalmente. Santa Teresa de Jesús en su libro de la Vida definió la oración como : “tratar de amistad estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama”.
Probablemente podría haber miles de definiciones de Oración pues cada persona es un mundo y hay infinidad de formas de orar para dirigirse al Creador; lo importante es saber que realmente está ahí, que realmente nos escucha, que su cercanía es total aunque no lo veamos, que su presencia es real aunque parezca imposible.
La oración ha de ser constante , diaria, para poder empezar a gustar de las cosas de Dios, si nunca rezamos un Santo Rosario y un día lo tenemos que hacer, nos parece un auténtico rollo, porque no se acaba nunca, es algo repetitivo , sin sentido, aburrido; sin embargo si rezamos el Santo Rosario con el corazón y en cada misterio visualizamos cada escena y ponemos en cada Ave María todo nuestro Amor, el Rosario se convierte en una escalera que eleva a una sensación de gozo y paz y se transforma en algo necesario cada día.
La Oración diaria y sincera, nacida del corazón, del agradecimiento, del Amor , es un elixir de vida que nos abre las puertas del Más Allá y que necesitamos para que nuestra alma no se marchite y muera como una flor a la que le falta el agua. Es además un potente medio para interceder por los demás , para hacer del mundo un lugar mejor , Jesús nos dijo «Pedid y se os dará», pidamos como niños y hablemos con el corazón a nuestro Padre Eterno, ¡¡¡quedaremos sorprendidos!!!.