Jesús vino y convivió con nosotros, viene y convive hoy en día sosteniéndonos y dándose como alimento para fortalecernos espiritualmente ; el Amor pasó tres años de vida terrenal amando, predicando y compartiendo en los cuales en el primero fue el Hombre-Maestro que llamaba a la Sabiduría, el segundo año se definió como el Salvador y Amigo, el Misericordioso que pasa acogiendo y perdonando, pero no podemos olvidar que Jesús es también el Dios Redentor y el Rey Justo.
De Dios nadie se burla, Dios lo ve todo, si ante el Cordero de Dios todo mansedumbre y amor respondemos constantemente con la dureza de corazón cada vez mayor, con la mentira, con la negación, es necesario que recordemos que Jesús es también el Rey Justo.
Muchas veces las personas cuando reciben solo bien responden con maldad y cuando el bien sigue actuando y no responde al mal con el mal, lo interpretan como un signo de debilidad y con más saña y odio responden al bien con el uso y abuso del mal.
Eso es lo que experimentó el Bien Supremo hace dos mil años, lo que experimenta hoy en día; ante sus brazos abiertos al Amor y al Perdón, el mundo respondió y responde con dureza de corazón voluntaria ; ante la mansedumbre del Todopoderoso el mundo respondió y responde escupiendo encima de la Santidad que se humilla, ante el Amor Supremo entregado a la muerte, el mundo responde con negación y con orgullo, con mentiras, odio y venganza.
Nunca olvidemos que si bien la Misericordia de Dios es infinita, lo es hacia un corazón contrito y humillado; de Dios nadie se burla, a Dios nadie lo engaña; comencemos a recorrer el camino de la verdadera conversión de corazón :
¡Ay de aquellos para quienes el Amor se hace Justicia!… El signo del nuevo tiempo será una Justicia severa para todos los que se obstinan en su pecado contra las palabras del Señor y la acción del Verbo del Señor…”