Los verdaderos cristianos deberiamos disfrutar de ser misericordiosos, su Santidad el papa Francisco nos lo recuerda constantemente, y el propio JESÚS, pero ¿Qué es ser misericordioso? el canónigo de la Catedral de Oviedo Don José nos lo explicó el otro día, misericordia viene del término latino miser (pobre) y cordis (corazón), no quiere decir simplemente que sintamos compasión por el otro, o que pensemos que por solo llamarnos cristianos ya lo somos.
La compasión puede quedar solo en eso, en compasión y pasar de largo inclusive, la misericordia va más allá, ya que significa entregar parte de nosotros, ayudando o apoyando al hermano; pero qué difícil resulta, es muy fácil quedarse en lo superficial sin que nos toque el corazón y seguir, dejando a un lado el amor que pudimos haber entregado en nombre de JESÙS.
En la actualidad la Unión Europea se lava las manos como Poncio Pilato y firma un tratado para dejar en manos de Turquía la situación que viven en desesperación los hermanos refugiados, aun cuando el gobierno turco, ha demostrado públicamente su desdén hacia el respeto de los derechos y libertades civiles, ¿Dónde está nuestra misericordia?
Nos encontramos ante una encrucijada y hemos de preguntarnos, ¿De verdad somos misericordiosos?, creo que todos debemos ejercitar las obras de misericordia corporales y espirituales, ya que puede ser un buen comienzo.
Verdaderamente ser misericordiosos es muy comprometido, requiere salir de nuestro interior en todos los sentidos y buscar al prójimo, para intentar consolarle, ayudarle, comprenderle, que sienta nuestro afecto, lo que todo esto supone dejar a un lado el egoísmo.
Emprender un nuevo camino como cristianos, es en definitiva mostrar el rostro de la misericordia, para que cada uno de los seres humanos que junto a nosotros peregrinan por el mundo, sientan el amor de Cristo, porque Èl cada día nos recuerda que todos somos hermanos, que todos vivimos en el mismo mundo, no importa si cerca o distantes, no importa si hablemos en otra lengua o llevamos otro color de piel, para JESÙS es importante enseñarnos que donde una parte del cuerpo sufre, sufre todo el cuerpo.
Los invito en esta Semana Santa, a pedirle a JESÚS en todos los grupos de oraciones, para que nos dé unos ojos nuevos, una mirada nueva, y que con ellos podamos ver el universo, así como Él lo ve, para que nos permita apoyar a los refugiados a nuestros hermanos y entonces con amor, poder sentir la alegría de seguir sus pasos, no de palabras, sino de hechos, porque es la única manera que Êl muestra a través de nosotros la verdadera misericordia.