MODELO DE CÓMO ACOGER AL SEÑOR
Ya muy cerca cercana la Solemnidad de Navidad, la liturgia de estos días nos va presentando los acontecimientos previos al nacimiento del Mesías, donde podemos comprobar la intención de Dios, su firme voluntad de salvar a los hombres y el cumplimiento definitivo de su promesa de salvación.
Sin duda alguna, el Señor está con David, como está con María, y como está con todo aquél que sinceramente se abre de corazón a su Palabra. Es necesario, por tanto, mantenerse en fidelidad al Señor que nos ha prometido la salvación.
En este domingo, a las puertas de la Navidad, el “sí” de María (Evangelio), recobra una importancia especial, porque con su aceptación y entrega al plan divino, hizo posible que la Palabra de Dios acampara entre nosotros.
En la tradición del rito romano el cuarto Domingo de Adviento tiene un acento Mariano, la figura central es María. Mujer modelo en el Adviento para todos nosotros.
Hoy vemos como el mejor modelo para acoger el nacimiento del Hijo de Dios lo tenemos en María, “la Virgen que le esperó con inefable amor de Madre”. Ella le recibió en sí misma, como carne de su carne. Ella dijo “sí” a Dios: “hágase en mí según tu palabra”. Y tuvo a Cristo Jesús, en un adviento prolongado, dentro de sí misma. Por eso, hoy, último domingo de Adviento, a unas horas de la Navidad, la contemplamos con gozo. Por qué Dios la llenó de gracia, porque ella creyó y esperó, porque es madre, y fue la que mejor ha celebrado en la historia el Adviento y la Navidad. Como subrayó el Concilio Vaticano II, María es modelo para la Iglesia; de Ella podemos aprender a ser más fieles a Jesús y su evangelio.
Después de saludarla el ángel hace una afirmación muy importante: <<El Señor está contigo>>, y aquí hoy hemos de recordar la profecía de Isaías sobre el Mesías: <<La virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pone por nombre Emmanuel, que significa Dios-con-nosotros>>. Aquí descubrimos el papel importante y fundamental de María, pues para que Dios esté con nosotros, era necesario que primero el Señor estuviera con Ella.
Vemos que María confió plenamente en Dios, sabiendo que si Dios quería que fuse la Madre del Salvador, dispondría Dios mismo de lo necesario para que fuese posible. En María contemplamos un modelo de mujer valiente, abierta a la voluntad de Dios dejando atrás las inquietudes propias de nuestra condición humana y que muchas veces no nos permiten avanzar para hacer realidad en nuestra vida lo que Dios espera de nosotros.
En María tenemos un hermoso ejemplo. María es modelo de fe, modelo de esperanza, modelo en el Adviento y en la vida, modelo para la Iglesia, modelo para cada uno de nosotros; modelo porque nos anuncia el cumplimiento de las promesas de Dios en su hijo Jesús.
Hoy es un día para cantar la gloria de María. Su grandeza está precisamente en su humildad, en su entrega y sacrificio para colaborar en el plan de amor y salvación que Dios tiene para el mundo. Y mirando a María, cantando a María, aprendemos cómo disponernos a la Navidad. Preparar la Navidad es dejar hacer a Dios, ponernos delante de Él y no entorpecer ni reducir de ninguna manera el Misterio.
¿Estamos preparados para recibir al Hijo de Dios en nuestra vida? La contemplación de María nos ayude y acojamos al Salvador que viene. ¿Celebremos con fe profunda y piedad sincera este Acontecimiento!.
Adolfo Álvarez. Sacerdote