Comenzamos un nuevo Año Litúrgico con el tiempo de Adviento, que nos introduce en la misma actitud de esperanza que caracterizó al Pueblo de Israel en la espera del Mesías Salvador, por eso este es un tiempo que nos invita a aumentar nuestra fe y esperanza, a convertirnos a Dios, a mantener la alegría y a intentar vivir en fidelidad al Señor.
El Adviento es preparación a la Navidad, conmemorando la primera venida del Hijo de Dios a los hombres, y además es también preparación del verdadero final de la Historia, la segunda venida de Cristo al final de los tiempos como Señor y juez de la vida y de la historia.
El Adviento nos invita a todos a reorientar nuestra vida hacia Dios que viene. Este tiempo hace llegar hasta nosotros, a través de la Celebración Litúrgica, la historia de las Misericordias del Señor. Es tiempo de espera, de vigilancia, de conversión, de esperanza,
De espera-memoria de la primera y humilde venida del Señor en nuestra carne mortal.
De espera-súplica de la última y gloria venida de Cristo.
De vigilancia, estar de pie, despiertos ante el Señor que viene a cambiar el mundo. Estar abiertos a la gracia de su Amor y Misericordia.
De conversión, a la cual nos invita la liturgia de este tiempo a través de la figura de Juan Bautista que nos dice: “preparad el camino, convertíos porque está cerca el reino de los cielos” (Mt 3,2).
De esperanza gozosa de que la salvación ya realizada por Cristo llegue a su plenitud en nosotros.
Este Tiempo de Adviento ha de ser para cada uno de nosotros una oportunidad para profundizar más en el Misterio de Cristo que vino a este mundo para abrirnos las puertas de la Salvación, que viene, descubriendo su presencia “en cada hombre y en cada acontecimiento”, y que vendrá revestido de gloria para establecer definitivamente la justicia y la paz.
Por lo ya dicho para vivir el Adviento necesitamos:
Esperanza: deseo de alcanzar lo prometido, confiando en la palabra del Señor
Vigilancia: Atención amorosa a la venida del Señor sin distraernos con otras cosas
Desprendimiento: reconociendo que <<el tiempo es corto>> y <<la escena de este mundo pasa>>
Profunda alegría: se apoya en la esperanza de alcanzar la plenitud de la salvación y de la felicidad
Que nos ayude a vivir con intensidad este tiempo María, nuestra Madre, la Mujer de la espera y de esperanza, Ella nos ayude y enseñe a acoger a Dios en nuestra vida.
Adolfo Alvarez. Sacerdote