En el séptimo día de la Novena a nuestra Madre, la Santina, la contemplamos como Consuelo de los Afligidos. A través de Ella Dios consoló a su Pueblo, nos consoló a nosotros, por medio de Jesús, el Salvador. Y Ella es nuestro Consuelo pues “desde su Asunción a los Cielos acompaña al pueblo peregrino como signo de esperanza y de consuelo” (Concilio Vaticano II, Lumen gentium).
Consoladora se mostró María junto a la cruz de su Hijo, Jesucristo, al mitigar con su presencia los Dolores de su Hijo. Y con el consuelo de la santa esperanza, Dios le concedió la dicha que prometió a los que lloran.
Por medio de su consuelo, María nos enseña a hacer del dolor una ciencia que nos conduce a Cristo y nos acerca al prójimo que sufre.
En todos nuestros momentos de sufrimiento, de cruz, de prueba, de desconsuelo hemos de seguir el consejo de San Bernardo: “Mirar a la Estrella, invocar a María”.
En este día por medio de María pedimos “estar llenos del Consuelo de Cristo para poder consolar a nuestros hermanos”.
Y ahora rezamos la Novena
Parte fija para todos los días:
1º En el nombre del Padre…
2º Nuestra esperanza es María, a Ella acudimos pidiendo auxilio para vernos libres de nuestros males; Ella nos socorre. (Si se hace en grupo se puede cantar «Bendita la reina» que sustituirá la antífona anterior) Se puede ir rezando las cincuenta avemarías.
3º Reflexión para cada día de la novena
4º Preces:
A cada petición digamos: Intercede por nosotros Madre del Señor.
* Ruega ¡oh María! por el Pueblo de Dios
* Protege al Papa
* Ayuda a nuestro Obispo
* Haz que haya paz entre los pueblos
* Conserva en el amor a los esposos
* Cuida de los que no tienen trabajo
* Que los jóvenes y los niños crezcan en sabiduría
* Protege a los pobres
* Consuela a los enfermos
* Haz que desterrados y emigrantes puedan volver a la Patria
* Sé alivio de los moribundos
* Intercede por los que han muerto
Pídase La gracia a alcanzar en esta novena
Se rezan tres avemarías con el:
V/. Madre mía de Covadonga
R/. Sálvanos y salva a España
Oración final
Ayúdanos, Señora y Madre nuestra, a vivir en comunión sincera, sabiéndonos Iglesia de Dios, hermanos de Cristo e hijos tuyos para dar testimonio de unidad y reavivar en nuestro pueblo la fe. Amén
Parte Variable:
Guía segura de la Iglesia
De los Hechos de los Apóstoles 1, 14
Todos ellos se dedicaban a la oración en común junto con algunas mujeres, entre ellas María la madre de Jesús.
La Virgen María ha recorrido los caminos de la fe, que son de confianza y abandono en la Palabra de Dios, » que Ella siempre acogió a modo de luz en el sendero de su vida «, y por ello goza ya de la gloria de Dios a cuya derecha está de pie, como reina preciosa. Asunta al cielo , es para la Iglesia signo de esperanza segura.
El paso del hombre por este mundo está llamado a terminar bien. En el regazo de Dios. La Iglesia, ansiosa de estar con Cristo, sigue los pasos de la Virgen a fin de llegar a la glorificación que le corresponde como cuerpo que es del Hijo de María. María es la estrella que anuncia el día y que, por ser este día ya todo de Dios, no conoce atardecer.