En este sexto día de la Novena invocamos a María como Ideal de Santidad:
Lucas 11:
27-Y aconteció que diciendo estas cosas, una mujer de la compañía, levantando la voz, le dijo: Bienaventurado el vientre que te trajo, y los pechos que mamaste.
28-Y Él dijo: Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan.
María es la que guarda la que escucha la Palabra de Dios y la pone en práctica, por esa razón Ella es la Bienaventurada, Ideal de Santidad.
Parte fija para todos los días:
1º En el nombre del Padre…
2º Nuestra esperanza es María, a Ella acudimos pidiendo auxilio para vernos libres de nuestros males; Ella nos socorre. (Si se hace en grupo se puede cantar «Bendita la reina» que sustituirá la antífona anterior) Se puede ir rezando el Santo Rosario.
3º Reflexión para cada día de la novena
4º Preces:
A cada petición digamos: Intercede por nosotros Madre del Señor.
* Ruega ¡oh María! por el Pueblo de Dios
* Protege al Papa
* Ayuda a nuestro Obispo
* Haz que haya paz entre los pueblos
* Conserva en el amor a los esposos
* Cuida de los que no tienen trabajo
* Que los jóvenes y los niños crezcan en sabiduría
* Protege a los pobres
* Consuela a los enfermos
* Haz que desterrados y emigrantes puedan volver a la Patria
* Sé alivio de los moribundos
* Intercede por los que han muerto
Pídase La gracia a alcanzar en esta novena
Se rezan tres avemarías con el:
V/. Madre mía de Covadonga
R/. Sálvanos y salva a España
Oración final
Ayúdanos, Señora y Madre nuestra, a vivir en comunión sincera, sabiéndonos Iglesia de Dios, hermanos de Cristo e hijos tuyos para dar testimonio de unidad y reavivar en nuestro pueblo la fe. Amén.
Parte Variable:
DIA SEXTO
Consuelo de Nuestra vida
Del evangelio de san Lucas 2, 15-17
Los pastores se decían los unos a los otros: vamos a Belén… y hallaron a María y a José y al niño echado en el pesebre. La vida del hombre está sujeta a muchas dificultades que en ocasiones son para él causa de sufrimiento. Dios Padre no es insensible a nuestro llanto y en Él hay un deseo de consolar.
El consuelo de Dios es Cristo, nacido de la Virgen, que perdona nuestras culpas y cura nuestras enfermedades. Cristo es la cabeza de la Iglesia, y la Iglesia es la Ciudad Santa de Dios. María es imagen y figura de la Iglesia. En ella Dios Hijo se posó.
La Iglesia nos da a Cristo por medio de los sacramentos, como en otro tiempo la Virgen nos lo dio en la pobreza de nuestra carne.
La Iglesia y María consuelan al hombre dándole a Jesús, en quien encontramos la alegría y la paz que brotan de su resurrección. El constantemente nos dice: «los que estáis cansados y agobiados venid a mí».