Hoy es el segundo día de la Novena a nuestra Madre, la Santina. Y en este día la vamos a contemplar como la Madre de Cristo.
Ser Madre de Cristo, el Hijo de Dios, es la identidad más profunda de María. Hay en María un itinerario donde su Maternidad va creciendo, va siendo más intensa. Este itinerario comienza en el momento en que, por obra del Espíritu Santo, María concibe en su seno a Cristo y culmina en la Cruz cuando Cristo, en la persona de San Juan, la convierte en Madre de todos.
María nos enseña a acoger a Cristo en nuestras vidas, en nuestros corazones y a darlo a luz a los demás por medio de nuestras obras y palabras.
El concilio Vaticano, Const. Dog. Lumen gentium (nums 61-62) nos recuerda: “La Santísima Virgen desde toda la eternidad fue predestinada como Madre de Dios, al mismo tiempo que la encarnación del Verbo, y por disposición de la divina providencia fue en la tierra la madre excelsa del divino Redentor y, de forma singular la generosa colaboradora entre todas las criatura… cooperó de forma única a la obra del Salvador, por su obediencia, su fe, su esperanza y su ardiente caridad… Por todo ello es nuestra madre en el orden de la gracia.”
Y ahora rezamos la Novena:
Parte fija para todos los días:
1º En el nombre del Padre…
2º Nuestra esperanza es María, a ella acudimos pidiendo auxilio para vernos libres de nuestros males; ella nos so-corre. (Si se hace en grupo se puede cantar «Bendita la reina» que sustituirá la antífona anterior) Se puede ir rezado las cincuenta avemarías, según se encintra en la página 20.
3º Reflexión para cada día de la novena
4º Preces:
A cada petición digamos: Intercede por nosotros Madre del Señor.
* Ruega ¡oh María! por el Pueblo de Dios
* Protege al Papa
* Ayuda a nuestro Obispo
* Haz que haya paz entre los pueblos
* Conserva en el amor a los esposos
* Cuida de los que no tienen trabajo
* Que los jóvenes y los niños crezcan en sabiduría
* Protege a los pobres
* Consuela a los enfermos
* Haz que desterrados y emigrantes puedan volver a la Patria
* Sé alivio de los moribundos
* Intercede por los que han muerto
Pídase La gracia a alcanzar en esta novena
Se rezan tres avemarías con el:
V/. Madre mía de Covadonga
R/. Sálvanos y salva a España
Oración final
Ayúdanos, Señora y Madre nuestra, a vivir en comunión sincera, sabiéndonos Iglesia de Dios, hermanos de Cristo e hijos tuyos para dar testimonio de unidad y reavivar en nuestro pueblo la fe. Amén
DIA SEGUNDO
Madre de los que son de Cristo
Del evangelio de san Juan 19, 25-2
Junto a la cruz de Jesús estaba su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María la Magdalena. Jesús al ver a su madre y cerca al discípulo a quien tanto quería, dijo su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Luego dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre». Desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.
Por la fe y el bautismo el cristiano es miembro del cuerpo místico de Cristo que es la Iglesia y ésta nace del costado de Jesús, nuevo Adán, «dormido» en el árbol de la cruz. A la Iglesia Jesús le di-ce como en otro tiempo Adán a Eva, «tú sí que eres hueso de mis huesos y carne de mi carne».
María es la Virgen madre del Señor y Jesús al nacer de María se ha hecho nuestro hermano; María es nuestra Madre porque nosotros somos, por el bautismo, miembros del Cuerpo de su Hijo.
En la cruz la Virgen recibió de su Hijo Jesucristo un encargo maternal: ser madre de los que son de Cristo. A nosotros nos toca acogerla en la casa de nuestra vida.