En un capítulo anterior hemos visto el Cirio Pascual, vamos a continuar con otros signos que nos sorprenden en la cincuentena Pascual, uno de ellos es el Agua Bautismal, el día de la Vigilia Pascual renovamos nuestras promesas bautismales es decir volvemos a decir Sí a Jesús y no al pecado y al maligno, volvemos a confirmar que creemos en Dios uno y trino , que creemos en Jesucristo resucitado de entre los muertos . El Agua es fuente de vida, fecunda, regenera, purifica, el Agua del Bautismo simboliza la vida de Dios, ser bautizado es morir al pecado y nacer de nuevo en Cristo participando desde “ya” en Su vida.
Otro signo característico de la Pascua son las flores, los altares vuelven a estar adornados y llenos de flores tras la sobriedad decorativa que caracterizó el tiempo Cuaresmal donde desaparecieron los adornos .
En la Pascua el Templo se engalana con abundancia de flores, ellas simbolizan la vida, el gozo de la Resurrección de Jesús y la alegría, ¡¡estamos alegres!! , es por ello que el baptisterio, el altar , el ambón, el Cirio Pascual, todo ello se decora alegremente.
Los sacerdotes a su vez van vestidos durante el tiempo Pascual con sus mejores galas, abundan las casullas doradas , porque estamos viviendo el tiempo más importante de todo el año para nosotros los cristianos, porque Jesús sigue vivo, ha resucitado y convive con nosotros.
Un cuarto signo característico es la Luz, en el tiempo litúrgico Pascual la luz es fundamental, tanto en la Vigilia donde fue una de las grandes protagonistas de la noche, como en el resto del tiempo pascual ha de abundar la Luz, Luz en el Templo, Luz en los cirios, Luz en los ornamentos, porque la Pascua es Luz y Jesús resucitado es Luz para todos nosotros y para el mundo entero.
Un quinto signo es el canto del Aleluya, que en hebreo significa “Alaba al Señor”, se utiliza en todos los tiempos litúrgicos menos en el Cuaresmal, sin embargo es un canto Pascual, de hecho en los inicios del cristianismo solo se cantaba el domingo de Resurrección, más tarde se empezó a cantar los cincuentas días pascuales , el Aleluya Pascual es distinto del que existe el resto del año puesto que es mucho más solemne.
Vemos cómo la Pascua lo cambia todo, los signos nos hacen comprender a veces incluso mejor que las palabras, la importancia del tiempo que estamos viviendo, es preciso y precioso conocerlos, entenderlos y quererlos.