El Evangelio de hoy comienza con Jesús entrando en Cafarnaúm, denominada también la ciudad de Jesús ; a la orilla noroeste del mar de Galilea, en un enclave privilegiado nos encontramos los restos arqueológicos de esta pequeña ciudad , uno de los lugares más importantes de la vida de Cristo, nombrada cantidad de veces en los Evangelios; situada junto a la vía Maris, calzada principal del imperio romano que unía Damasco con Jerusalén.
Un lugar precioso, bien comunicado y muy propicio para todo tipo de actividades comerciales pero sobre todo para la pesca, fue allí donde Jesús reunió a sus primeros discípulos , casi todos pescadores, allí encontró en un banco cobrando impuestos a Mateo y fue allí que realizó multitud de milagros y curaciones.
La ciudad fue destruida en el siglo VIII por un terremoto, tras la época de los cruzados no se sabe por qué, fue abandonada y permaneció de esa manera durante más de mil años; Estuvo deshabitada hasta que los franciscanos encontraron el lugar y realizaron las maravillosas excavaciones que hoy en día nos permiten viajar en el tiempo.
Las ruinas se extienden unos trescientos metros aproximadamente paralelamente a la costa y unos cien metros hacia el interior desde la playa. Destaca el descubrimiento de la casa de la suegra de Pedro, donde Jesús la curó y curó también a un paralítico que fue descendido del techo, esa casa fue posteriormente Iglesia doméstica y con el paso de los años también se construyó allí un curioso Templo Octogonal, hoy en día en el mismo emplazamiento se ha levantado respetando las ruinas arqueológicas una Iglesia redonda espectacular, a través del suelo de cristal podemos contemplar los restos de la casa de Pedro.
Toda Cafarnaúm está levantada con piedra negra basáltica que es la que se encuentra en el lugar, sin embargo existe una Sinagoga de piedra blanca ya más moderna, del siglo V, construida sobre la antigua Sinagoga en la que predicó Jesús, que destaca enormemente sobre el resto de construcciones antiguas .
A Cafarnaúm se le llama la ciudad de Jesús porque en ella todo nos lleva a Él, es un paraje que permanece casi tal y como era cuando Él vivió ; hoy gracias a los frailes franciscanos tenemos la posibilidad de visitarla, de caminar por sus calles , de ver cómo eran sus casas, de admirar las vistas que tiene del mar de Galilea, es un auténtico privilegio tener a disposición de todos los peregrinos Tierra Santa, con lugares tan memorables e inolvidables como éste.