Ayer celebrábamos el Bautismo de Jesús en el Jordán de la mano de San Juan Bautista, y escuchábamos de la boca de San Mateo estas palabras “ Apenas fue bautizado, Jesús salió del agua. En ese momento se abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios descender en forma de paloma y dirigirse hacia El y se oyó una voz del cielo que decía “Este es mi hijo muy querido en quien tengo puesta toda mi predilección”.
Este es uno de los pasajes evangélicos en los que sucede una Teofanía, esta palabra viene del griego y significa manifestación de la divinidad ; ya en el Antiguo Testamento existían las apariciones de Yahvé al pueblo de Israel, vemos por ejemplo en el Libro del Éxodo como Dios se revela a Moisés en forma de fuego, como una zarza ardiendo.
Sin embargo ahora ya en el Nuevo Testamento la Teofanía alcanza una dimensión mucho más hermosa puesto que se produce la manifestación del misterio de la Santísima Trinidad, este es el caso del Bautismo de Jesús, puesto que podemos ver claramente las tres personas que forman la Divinidad revelándose a la vez en un mismo momento.
Tenemos a Jesús por un lado sometiéndose a una ceremonia terrena ante San Juan Bautista, Dios Hijo; vemos como la Paloma o el Espíritu de Dios desciende del Cielo al abrirse éste y se dirige a Jesús, Dios Espíritu Santo y desde el Cielo habla y se manifiesta claramente la Voz del Padre Eterno “Este es mi hijo muy querido”, Dios Padre.
El misterio insondable y hermoso de la Santísima Trinidad, tres personas distintas un solo Dios verdadero, se hace presente en el Bautismo de Jesús, se manifestó claramente ante muchas personas que lo pudieron ver con sus propios ojos para poder dar testimonio de lo que estaba ocurriendo en aquel momento, Dios se había hecho hombre para venir junto a nosotros a redimirnos.
Es por eso que este pasaje en el Jordán tiene una belleza y una riqueza especial y nuestro corazón se encoje ante la Majestad de nuestro Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Recientemente este lugar ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, en Tierra Santa se ha recuperado el lugar exacto donde esto ocurrió y ya los turistas lo pueden visitar, es un lugar de una belleza inexplicable, marcado por el precioso recuerdo de que los pies de nuestro Señor lo pisaron durante su caminar entre nosotros.