Hemos llegado felizmente a la última semana de Adviento, hemos ido recorriendo un camino representado en la Corona de Adviento con cuatro velas, comenzaba el Domingo 27 de Noviembre, este Domingo pasado encendíamos la última de ellas, estamos acabando el recorrido del Adviento que nos lleva a la Navidad.
El primer Domingo meditábamos sobre la Vigilancia, la necesidad de estar preparados para cuando llegue el momento, para que nos pille en condiciones adecuadas ; la visita de Jesús no es cualquier visita ; el Evangelio nos recordaba cómo en los tiempos del diluvio la gente comía y bebía y se casaba y nada les hacía imaginar lo que iba a ocurrir, de la misma manera nos decía “Estad preparados”.
El Segundo Domingo encontrábamos en el recorrido a Juan Bautista, con su impresionante fuerza y su pasión nos exhortaba: “Convertíos, el Reino de los Cielos está cerca ”, nos animaba a cambiar de vida, a cambiar el corazón , nos recuerda que preparemos el camino pues Jesús está a punto de llegar.
El tercer Domingo o Domingo Gaudete , ya la alegría inundaba nuestros corazones pues la Navidad ya está cerca, volvíamos a recordar de nuevo al precursor, el último de los profetas del Antiguo Testamento y el primero del Nuevo , el nexo de unión entre ambos, figura que nos representa la importancia de «Dar Testimonio«.
Por último en el cuarto Domingo San Mateo nos habla del origen de Jesucristo , nos explica cómo María concibe por obra y gracia del Espíritu Santo , nos cuenta también de San José , de sus dudas humanas, del Ángel que le explica que acoja a María en su casa ; En este último Domingo vemos cómo es posible lo imposible, que Dios mismo se haga hombre.
Este domingo el Evangelio nos Anuncia al Emmanuel, Dios con nosotros.
Toda esta última semana vamos a estar leyendo en los Evangelios los hechos históricos de forma ya detallada ; la Navidad ya está muy próxima, hemos ido dando cada semana una serie de pasos que nos han dispuesto el corazón de forma más adecuada para recibir a Jesús ; en estos últimos días de preparativos, deberíamos de vivir en un ambiente de misericordia, caridad, espera , alegría y fraternidad.
Dispongámonos a recibir el Regalo más hermoso que jamás haya existido.