Ayer celebrábamos la fiesta de la Inmaculada Concepción, la concepción sin mancha ni pecado original de nuestra Madre del Cielo, una mujer que nació en Palestina hace más de dos mil años y gracias a la cual tenemos a Jesús, nuestro Camino, Verdad y Vida, nuestra Esperanza.
Este mes de Octubre pasado , miles de mujeres de Israel y Palestina, mujeres que han nacido y vivido en los mismos lugares que la Santísima Virgen, iniciaron una marcha por la Paz , conocida como la Marcha de la Esperanza y durante dos semanas marcharon por Tierra Santa hasta llegar a la residencia del presidente de Israel Benjamin Netanyahu , en Jerusalén, para exigir un acuerdo de Paz.
Tierra Santa , el lugar más Sagrado del Mundo, donde todos se saludan con la palabra Paz, Shalom, y sin embargo muchos de ellos se radicalizan en sus posiciones , judíos, musulmanes, cristianos, haciendo que las diferencias sean lo más importante y mirándose unos a otros con ojos de desconfianza y miedo.
En ese contexto, miles de mujeres han dicho “basta”, mujeres de todas las religiones ; la organización no política “Mujeres hacen la paz” fue creada para restablecer la esperanza y trabajar hacia una existencia pacífica para ellas, sus hijos y las futuras generaciones.
Llama poderosamente la atención que una noticia tan hermosa como ésta haya pasado totalmente desapercibida para la prensa, no se le ha dado apenas difusión, sin embargo es una noticia esperanzadora y bella y es algo precioso. La prensa destaca casi siempre las malas noticias, las tragedias, las catástrofes, las desgracias, los hombres ven continuamente cosas malas y en nuestras conciencias va naciendo y desarrollándose la tristeza, el pesimismo, la desesperanza.
La realidad es que hay muchísimas noticias buenas que no tienen eco, muchísimos sucesos esperanzadores de los cuales no llegamos a saber nunca nada porque no interesan, esas noticias preciosas como la de la Marcha de la Esperanza, levantan nuestro espíritu, nos infunden nuevas energías, nos inyectan esperanza.
El bien existe y es mucho mayor que el mal, pero interesa más hablar del mal, ¡no nos dejemos engañar!, ¡no caigamos en ese juego!, nuestras vidas están llenas de cosas bonitas y maravillosas que disfrutar, centrémonos en mirar lo bello y lo bueno , pensemos en lo que nos une y no en lo que nos separa, tomemos el ejemplo de estas mujeres orientales y pongámoslo en práctica cada día en nuestra propia vida.