Ayer estuvimos de fiesta, comenzamos el nuevo Año Litúrgico, es Año Nuevo y celebramos el Primer Domingo de Adviento, el Adviento es el primer periodo del año litúrgico cristiano, que consiste en un tiempo de preparación para el nacimiento de Cristo. Su duración puede varias de 21 a 28 días y se celebra los cuatro domingos anteriores a la festividad de Navidad.En la celebración dominical hubo cuatro novedades importantes, cuatro signos característicos, el primero de ellos fue que al ser Adviento el sacerdote apareció con una casulla de color morado, el morado es el color del Adviento.
El Segundo Signo fue que junto al Ambón había colocada una corona de ramas que a su vez tenía cuatro velas, ésta es la Corona de Adviento, las cuatro velas representan los cuatro Domingos de Adviento y se van encendiendo de forma progresiva cada domingo hasta que una vez encendidas todas sabemos que lo próximo es la Navidad.
El tercer signo que ayer pudimos presenciar fue la entronización de la Palabra, todo el año litúrgico pasado estuvimos escuchando el Evangelio de San Lucas, este año Litúrgico vamos a leer el Evangelio de San Mateo, por esa razón antes de comenzar la Celebración se realizó una pequeña ceremonia de entronización de la Palabra , colocando el nuevo Evangelio en el Ambón.
El cuarto signo son los cantos, en el Adviento todos los cantos son de espera , de llamada, “Ven Señor Jesús”, “Preparad el camino al Señor”, “Saber que vendrás”, etc.
En la lecturas del día de ayer , el padre Adolfo nos explicó que hay una palabra común a todas ellas , que representa la actitud que debemos de tener esta semana, la palabra es “Velad”, o lo que es lo mismo, esperad despiertos.
San Pablo nos dice “Ustedes saben en qué tiempo vivimos y que ya es hora de despertarse”; “La noche está muy avanzada y se acerca el día. Abandonemos las obras propias de la noche y vistámonos con la armadura de la Luz”, y en el Evangelio San Mateo nos cuenta como Jesús dice a sus discípulos “En los días que precedieron al diluvio la gente comía y bebía y se casaba y no sospechaban nada, hasta que llegó el diluvio y los arrastró a todos, lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del Hombre.”
Así que en este tiempo de Adviento , de espera y esperanza hemos de estar despiertos, atentos, velando, preparándonos para el gran acontecimiento que se acerca, porque el Niño Jesús está a punto de volver de nuevo con toda la fuerza de la primera vez y porque desea ardientemente nacer en nuestros corazones.