Mañana es un gran día de fiesta en toda la Iglesia pero especialmente en la Iglesia asturiana, en la Santa Catedral de Oviedo a las once de la mañana el cardenal Prefecto para la Causa de los Santos , Cardenal Angelo Amato S.D.B. presidirá la Ceremonia que sube a los altares a cuatro asturianos.
Vamos a conocerlos personalmente escuchando sus propias palabras y descubriendo sus corazones.
Antonio González Alonso , 24 años , estudiante de Magisterio, es el primero en morir . Le ofrecieron salvarse si rompía un Cuadro del Sagrado Corazón de Jesús y el ara del Altar de su parroquia. Al pasar por delante de su casa para ser llevado a Sama de Langreo gritó al ver a su madre ¡¡“Adios madre, hasta el Cielo”!! . Según contó el chófer le cortaron la lengua, le apalearon y le tiraron a un pozo por el Alto de San Emiliano. Su cuerpo nunca fue encontrado. Son versos suyos:
«No adelgaces el humor,
más no olvides que el vivir
es una escuela de honor
donde se aprende a sufrir
para enseñarnos mejor
cómo se debe morir»
Mientras , esperan bajo arresto Don Genaro Fueyo Castañon, el cura, de 72 años, Don Isidro Fernández Cordero de 43 años de edad , casado y con siete hijos , minero de la Hullera española en la explotación de Coto de Aller y D. Segundo Alonso González viudo de 48 años y con doce hijos , hizo labores de carpintero, arrendó tierras y trabajó en la mina, todo para sacar a su gran familia adelante. Tienen las horas contadas. Su único delito es ser cristianos y no renunciar a Cristo.
Encarcelados a la víspera de su martirio Isidro escribe a sus hijos :
“……….soy testigo de Jesucristo. Tenéis que perdonar a todos como yo les perdono de corazón. Se lo dices a tu madre y a tus hermanos. Este beso es para tu madre y tus hermanos, ya no nos veremos más; dile también que no llore, porque somos mártires, nos persiguen y abofetean como a Jesucristo. Rezad mucho por nosotros. En el Cielo nos veremos.”
Segundo en cartas escritas a sus hijos a quienes lo amenazaron de muerte en la revolución del 34 :
“……..que si Nuestro Señor murió por nosotros sin su culpa, todo por culpa nuestra, es lo que nosotros tenemos que imitar y recordar; así que no por eso les debo tener ira, sino al contrario , yo les perdono de corazón , ruego a Dios Nuestro Señor y a la Virgen Santísima les perdone.”
Son obligados a cavar sus tumbas dentro de la propia Iglesia, Isidro y Segundo cavan la de Don Genaro, ya mayor, ellos son degollados primero, descuartizados y enterrados, Don Genaro les anima y consuela y es el último, muere pidiendo a Dios que perdone a sus asesinos.
Mañana el padre D. Genaro, Segundo, Isidro y Antonio serán beatificados, es un orgullo para los asturianos y para los cristianos honrar testimonios de tanta valentía y convicción, desde el Cielo ahora nos cuidan y protegen.
“En cambio, mis mártires invirtieron la teoría del mundo y siguieron únicamente la de Dios .
Debido a eso, el mundo les puso a prueba, les ultrajó, les atormentó, les mató, con la esperanza de turbar su virtud. Pero el mundo, en su necedad, no sabía que cada golpe que les daba para disgregar su alma, era como un golpe de mazo, que a ellos les hacía penetrar en Mí y a Mí en ellos con un amor que era una fusión perfecta, hasta el punto que, aun estando en la cárcel o en el circo, ya estaban en el Cielo y me veían tal como, tras el instante de dolor y de muerte, me verían por la bienaventurada eternidad.
No estaban muertos, ni destruidos, ni torturados, ni desesperados. Así como no dan muerte los sufrimientos del parto ni son destrucción, ni tortura, ni desesperación pues, al contrario, son vida que engendra vida, son un desdoblamiento de la carne – que, de una, se convierte en dos -, son la satisfacción, la esperanza de ser madre y de recibir de la maternidad goces inefables que duran toda la vida, del mismo modo, ese dolor era para ellos esperanza, seguridad, vida, que les convertía en bienaventurados.”
Cuaderno 44. María Valtorta.