Parte fija para todos los días:
1º En el nombre del Padre…
2º Nuestra esperanza es María, a ella acudimos pidiendo auxilio para vernos libres de nuestros males; ella nos socorre. (Si se hace en grupo se puede cantar «Bendita la reina» que sustituirá la antífona anterior) Se puede ir rezando las cincuenta avemarías.
3º Reflexión para cada día de la novena
4º Preces:
A cada petición digamos: Intercede por nosotros Madre del Señor.
* Ruega ¡oh María! por el Pueblo de Dios
* Protege al Papa
* Ayuda a nuestro Obispo
* Haz que haya paz entre los pueblos
* Conserva en el amor a los esposos
* Cuida de los que no tienen trabajo
* Que los jóvenes y los niños crezcan en sabiduría
* Protege a los pobres
* Consuela a los enfermos
* Haz que desterrados y emigrantes puedan volver a la Patria
* Sé alivio de los moribundos
* Intercede por los que han muerto
Pídase La gracia a alcanzar en esta novena
Se rezan tres avemarías con el:
V/. Madre mía de Covadonga
R/. Sálvanos y salva a España
Reflexión para cada día de la NOVENA:
DIA SEGUNDO
Madre de los que son de Cristo
Del evangelio de san Juan 19, 25-2
Junto a la cruz de Jesús estaba su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María la Magdalena. Jesús al ver a su madre y cerca al discípulo a quien tanto quería, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Luego dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre». Desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.
Por la fe y el bautismo el cristiano es miembro del cuerpo místico de Cristo que es la Iglesia y ésta nace del costado de Jesús, nuevo Adán, «dormido» en el árbol de la cruz. A la Iglesia Jesús le dice como en otro tiempo Adán a Eva, «tú sí que eres hueso de mis huesos y carne de mi carne».
María es la Virgen madre del Señor y Jesús al nacer de María se ha hecho nuestro hermano; María es nuestra Madre porque nosotros somos, por el bautismo, miembros del Cuerpo de su Hijo.
En la cruz la Virgen recibió de su Hijo Jesucristo un encargo maternal: ser madre de los que son de Cristo . A nosotros nos toca acogerla en la casa de nuestra vida.
Oración final
Ayúdanos, Señora y Madre nuestra, a vivir en comunión sincera, sabiéndonos Iglesia de Dios, hermanos de Cristo e hijos tuyos para dar testimonio de unidad y reavivar en nuestro pueblo la fe. Amén .