Este año celebramos el 100 aniversario de las apariciones de la Santísima Virgen en Fátima y lo hacemos disfrutando de las apariciones que en la actualidad se suceden en Medjugorje; Medjugorje y Fátima forman parte del mismo proyecto “El triunfo del Corazón Inmaculado de María”, así lo dijo nuestra Bienaventurada Madre en esta aldea de Bosnia, “Lo que comencé en Fátima lo terminaré en Medjugorje, Mi Corazón triunfará.”
En Fátima la Santísima Virgen a través de los tres pastorcitos nos enseñó en primer lugar el infierno, para que sepamos que existe y que el gran éxito del maligno es hacer pensar a las personas que es un mito, nos enseñó sus horrores y nuestra Madre nos mostró la gran preocupación que tiene por la cantidad de almas que se pierden allí para toda la eternidad, nos solicitó rezar por los que no conocen el Amor de Dios , nos enseñó el valor del rezo del Santo Rosario diciéndonos que era una arma muy eficaz contra el mal y nos dijo que muchas almas se perdían porque nadie rezaba por ellas.
Les demandó ayuda a los pastorcitos para que con sus sacrificios y oraciones auxiliasen a las almas que se pierden y los niños no dudaron ni un instante en ayudar a la Santísima Virgen María.
Muchos años después el mismo mensaje vuelve a la Europa comunista, a la antigua Yugoslavia, amorosamente de nuevo nos visita la Santísima Virgen y nos invita a orar, para que nuestras almas en estos tiempos en que el mal reina a su antojo, no se mueran; nos invita a ayunar , nos invita nuevamente a poner nuestras vidas en manos de Dios, a buscar su voluntad, a amarlo infinitamente y nos dice que estamos en un momento crucial en el que debemos tomar importantes decisiones, un momento de grandes gracias, nos recuerda el castigo que está por venir si la humanidad no vuelve a Dios y nos dice que podemos mitigarlo con nuestras oraciones y sacrificios, pide que nos convirtamos cuanto antes para que nos pueda dar tiempo a crecer espiritualmente y poder enfrentar los hechos que se avecinan con más fortaleza.
Fátima y Medjugorje son dos cabos de la misma cuerda, la cuerda que nos mandan del Cielo para que no nos perdamos, la ayuda que llega hasta la tierra para que nos sujetemos a ella con todas nuestras fuerzas a fin de que formemos parte del triunfo del Inmaculado Corazón de María, pues como Ella nos dice en muchas ocasiones, “Hijitos, necesito de vuestras oraciones.”
Digamos como los pastorcitos “Si, queremos” .