Hoy 19 de mayo conmemoramos a un santo muy desconocido , pero al que merece la pena investigar un poco más, se llamaba Ivo y vamos a comenzar la historia por el final, sus vecinos le compusieron un epitafio que rezaba así: “San Ivo era bretón . Era abogado y no era ladrón. Maravilla para el pueblo”.
San Ivo es el patrono de los abogados, nació en 1253, estudió en la Universidad de Paris y no llevó la típica vida de los abogados de aquella época, que además de tener la fama de ser ladrones, vestían y vivían pomposamente; San Ivo sin embargo fue un hombre muy austero , vestía pobremente y ahorraba para ayudar a los pobres.
Al volver a Bretaña fue nombrado juez del Tribunal y en ese cargo luchó por defender a los huérfanos y a los más necesitados, visitaba a los presos en las cárceles, trabajaba ayudando gratuitamente a aquellos que no podían costearse un abogado; cuando le llevaban un pleito él intentaba a toda costa arreglar a los litigantes amigablemente y hacer las paces, aprovechaba cualquier ocasión para predicar sobre la vida eterna y el amor a los hermanos.
Después de trabajar bastante tiempo como juez, San Ivo fue ordenado sacerdote, se dedicó los últimos quince años de su vida a celebrar la Santa Eucaristía y a administrar los Sacramentos; murió a la edad de 50 años tras celebrar la Santa Misa con ayuda pues no se sostenía solo, tras la Misa se recostó , pidió que le administrasen la Santa Unción y volvió dulcemente a la casa del Padre, era un 19 de mayo de 1303.
Hoy 714 años después de su paso por este mundo, el ejemplo de San Ivo sigue más actual que nunca ; en un mundo lleno de corrupción, de amigos de lo ajeno, de disputas y de causas abiertas, de expedientes e investigaciones, donde vemos cómo el afán por acumular dinero y lograr un estatus es lo más ansiado por las personas, nos encontramos cara a cara con San Ivo, que su ejemplo cale profundamente en nuestras conciencias y su ayuda desde el Cielo anime al hombre de hoy a comprender los valores eternos.