Hoy 17 de mayo celebramos a San Pascual Bailón, un fraile español franciscano que nació en Pentecostés y murió en Pentecostés 52 años más tarde.
Sus dos grandes amores fueron La Eucaristía y la devoción a la Santísima Virgen.
De origen muy humilde y poca cultura pues casi no sabía leer, su tiempo libre lo dedicaba a la adoración Eucarística, postrado de rodillas con los brazos en cruz , sentía un amor extraordinario por Jesús Eucaristía. Continuaba su adoración tarde en la noche y por la madrugada estaba en la capilla ante el Santísimo Sacramento antes que los demás.
En una ocasión le enviaron a París a entregar una carta al general de la orden. En el camino defendió la realidad de la Sagrada Eucaristía frente a las herejías de un predicador calvinista ; a pesar de su poca instrucción, en lo referente a la Eucaristía tenía el don de la ciencia y respondía con precisión las preguntas teológicas más complicadas, al no poder rebatirle con argumentos ,aquel grupo de protestantes casi lo mata. El se alegró por haber tenido el honor de sufrir por su fidelidad al Señor y no se quejó.
Entre los milagros que se le atribuyen destacan la multiplicación del pan para los pobres, la curación de enfermos, el don de profecía y el que narra cómo de una piedra salió agua para unos pobres. La tradición popular afirma que muchas veces orando sentía tanta alegría que se ponía a bailar (por eso algunos creen que su apellido es un apodo por esta reacción característica).
Ya enfermo y moribundo oyó una campana y preguntó: «¿De qué se trata?». «Están en la elevación en la Santa Misa», él adoraba ese momento en que Jesús se hacía presente y dijo «¡Ah que hermoso momento!», y murió en ese preciso instante; era el 15 de Mayo de 1592, el domingo de Pentecostés, en Villareal de los Infantes, España.
Durante la celebración de su funeral tenían el ataúd descubierto y en el momento de la doble elevación, los presentes vieron que abrió y cerró por dos veces sus ojos. Su cuerpo aun después de muerto, manifestó su gran amor por la Eucaristía. Eran tantos los que querían despedirse de él que lo tuvieron expuesto por tres días. Hizo muchos milagros después de su muerte, fue beatificado el 29 de Octubre de 1618 por el Papa Pablo V y canonizado el 16 de Octubre de 1690 por el Papa Alejandro VIII . León XIII le declaró Patrono de los Congresos Eucarísticos y de las Asociaciones Eucarísticas.