Hoy la Iglesia conmemora la presentación de Santa María Virgen en el Templo, al día siguiente de la dedicación de la basílica de Santa María la Nueva , construida junto al muro del antiguo Templo de Jerusalén.
Ana y Joaquín junto con Isabel y Zacarías llegan a los muros del Templo, se adentran por sucesivas terrazas porque el recinto del Templo no es una superficie plana , suben escalonadamente en niveles cada vez más altos , accediendo por escalinatas y en todos hay pórticos y patios y portones labrados en mármol, bronce y oro.
Se presentan frente a la puerta de Nicanor, allí esperan los sacerdotes con sus pomposos vestidos, asperjan a Ana con agua lustral y luego le mandan ir hacia el ara del sacrificio. Tras el sacrificio Ana ya está purificada. María es presentada y sus padres la ofrecen al Templo, ha sido consagrada al Señor.
En el Poema del Hombre Dios, Dice Jesús:
“Os doy el modelo en mi Madre.
Ella es la perfecta Niña con corazón de paloma sencillo y puro, Aquélla a quien ni los años ni el contacto con el mundo enrudecen bárbaramente, corrompiendo su espíritu o haciéndole tortuoso o mentiroso. Porque Ella no lo quiere.
Venid a mí mirando a María.
Es la mirada que mira a Dios con amor, ya llore, ya ría, y que por amor a Dios acaricia y perdona, y todo lo soporta; el amor a su Dios le ha hecho inmune a los asaltos del Mal, que muchas veces se sirve del ojo para penetrar en el corazón; es el ojo puro, tranquilizante, bendecidor que tienen los puros, los santos, los enamorados de Dios.
Ya lo dije: «El ojo es luz de tu cuerpo. Si el ojo es puro, todo tu cuerpo estará iluminado; mas si el ojo es túrbido, toda tu persona estará en las tinieblas». Los santos han tenido estos ojos, que son luz para el espíritu y salvación para la carne, porque, como María, durante toda su vida sólo han mirado a Dios; o, más aún, han tenido recuerdo de Dios.”