Las olas azotaban la barca, porque tenían el viento en contra. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos caminando sobre el agua. Cuando los discípulos lo vieron andar sobre el agua, se asustaron, y gritaron llenos de miedo:
¡Es un fantasma!
Pero Jesús les habló, diciéndoles:
¡Calma! ¡Soy yo: no tengan miedo!