INTENCIONES DE ORACIONES DEL SANTO PADRE CONFIADAS A LA RED MUNDIAL DE ORACIÓN – MARZO 2019.
Sería particularmente importante una cooperación creciente para sostener a las familias y a los jóvenes cristianos de modo que no se vean obligados a tener que dejar su tierra. Trabajando juntos en este ámbito tan delicado, los fieles de varias confesiones también podrán conocerse mejor y desarrollar relaciones cada vez más fraternales.
Por lo tanto, en obediencia a la sentida oración de Jesús por los suyos en el Cenáculo: «Que todos sean uno… para que el mundo crea» (Juan 17, 21), quiero reiterar el deseo sincero y el compromiso de avanzar en el camino hacia la plena unidad entre nosotros. Sé que algunas de las heridas del pasado siguen dejando señales en la memoria de tantos.
No se puede cambiar la historia, pero sin olvidar las graves carencias de caridad durante siglos, volvamos juntos los ojos a un futuro de reconciliación plena y de comunión fraterna y esforcémonos ahora, como quiere el Señor. No hacerlo sería la culpa más grave de hoy, sería no tener en cuenta la urgente invitación de Cristo y los signos de los tiempos que el Espíritu siembra en el camino de la Iglesia.
Animados por el mismo Espíritu, no dejemos que los recuerdos de épocas caracterizadas por el silencio recíproco o el intercambio mutuo de acusaciones, las dificultades del presente y un futuro incierto nos impidan caminar juntos hacia la unidad visible, rezar juntos y trabajar juntos para anunciar el Evangelio y servir a los necesitados.
También el diálogo teológico entre católicos y ortodoxos, que continúa, y en el que el Patriarcado greco ortodoxo de Jerusalén participa activa y constructivamente es, en este sentido, un signo de esperanza, que nos conforta a lo largo del camino. Qué hermoso sería decir de los católicos y los ortodoxos que viven en Jerusalén lo que el evangelista Lucas dijo de la primera comunidad cristiana: «Todos los creyentes vivían unidos […] un solo corazón y una sola alma» (Hechos 2, 44; 4, 32).
Papa Francisco